ING. AGR. RAUL N CARDIELO
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Existe una seria preocupación en el sector agropecuario por la incertidumbre meteorológica y se suceden las consultas sobre cuánto cambiará la temperatura y si se mantendrá el régimen hídrico actual. Ante ello es válido aclarar cuestiones que no están bien comunicadas, o al menos, la información no es lo suficientemente clara…
La niña no se porta bien…
El fenómeno natural denominado el niño esta caracterizado por la fluctuación de las temperaturas del océano Pacífico ecuatorial, asociadas a cambios en la atmósfera que tiene una gran influencia en las condiciones climáticas en nuestro territorio y en diversas partes del mundo. Por este fenómeno la variabilidad de temperaturas y precipitaciones produce disturbios y modifica la planificación de las actividades en los sistemas productivos trayendo como consecuencia rendimientos bajos y perdidas de cosechas. Si bien esta situación es una realidad y el productor la sufrió en estos últimos años, esto no significa que el clima ha cambiado ni tiene demasiado relación con el Cambio climático global, del que tanto se habla hoy en día.
Pero el clima… cambió?
Debido a la profusa información “no clasificada” sobre Cambio climático existe una confusión en la sociedad acerca de que si el clima ya cambió o va a cambiar. Muchos de los comentarios indican que el clima “ha cambiado”, y que no volveremos a tener parámetros como los qué teníamos. Esto se da porque no se tiene claro la diferencia que hay entre tiempo y clima.
El tiempo nos define una situación actual de la atmósfera pero el clima de un lugar se define luego de analizar las condiciones meteorológicas de ese lugar que se suceden al menos por 2 o 3 décadas. Por tanto, fenómenos que producen variabilidad como el niño o la niña no definen la condición climática de un lugar o región.
El último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático muestra que el aumento de la temperatura media global desde el inicio de la era industrial fue de 0,85°C. En nuestro país entre 1960 y 2010 la temperatura subió entre 0,5°C y 1°C aproximadamente.
La estimación de las tendencias futuras consideró qué que en 2040 sucedería un aumento de 2 grados.
Respecto a las precipitaciones, tan escasas en los últimos meses, los modelos predicen un aumento de las lluvias extremas en la mayoría de las regiones, lo que se asociaría con un mayor riesgo de inundaciones, principalmente en el este. Este aumento no será homogéneo y habrá algunos sectores del país que sufrirán stress temporarios por falta de agua.
Para reducir los perjuicios causados por el cambio climático se requiere la cooperación interdisciplinaria e intersectorial, que abarque organismos científico-académicos, entidades públicas y privadas, y la sociedad civil en general.
La toma de conciencia…un desafío hacia el futuro…
Lejos de los comentarios alarmistas, lo importante es que la problemática existe y que la toma de conciencia por parte de productores y de la sociedad en su conjunto es la premisa básica para abordarla. Aunque la contribución en GEI de nuestro país es baja el efecto del cambio climático está presente y es necesario contribuir a su mitigación.
El desarrollo de herramientas de comunicación, que mantengan informados a todos los sectores es proritario, como así también la preparación de mapas de riesgo y sistemas de alarma eficientes capaces de prevenir situaciones desfavorables. La investigación deberá enfocarse en este tema y los recursos de los estados deberán contribuir a un fondo capaz de solventarlos. El valor social y político de la investigación se determina con credibilidad, sentido práctico, utilidad, accesibilidad, y aceptabilidad.
Con esta comunión de todos los sectores y con acciones en los distintos sistemas productivos debemos transitar un camino difícil, sabiendo que el mal existe, pero que podemos trabajar para que no sea catastrófico en un futuro cercano.