Los agentes de Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional y Prefectura Naval formaron cordones con gran cantidad de efectivos para evitar los cortes de calles, principalmente de avenida Rivadavia, que de un momento a otro se llenó de personas de forma inesperada.
Pasadas las 16, ante la multitudinaria convocatoria, las fuerzas de seguridad empujaron a las personas hacia las veredas y la Plaza de los dos Congresos, y se colocaron las máscaras para detonar las granadas de gas lacrimógeno y efectuar la dispersión de la protesta.
Con bombos, cánticos, bombas de estruendo y banderas con el lema “hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados”, frase dicha por Diego Maradona años atrás en una nota, miles de personas se sumaron a la protesta, con clima futbolero.
Cerca de las 16.30, los efectivos avanzaron con motos, carros hidrantes y detonaron balas de goma para amedrentar y hacer que la gente dejara las avenidas Rivadavia, Hipólito Yrigoyen, Entre Ríos y Callao.
La cantidad de gente convocada desordenó la organización del operativo de seguridad, que se fue rearmando de acuerdo a la llegada de grupos masivos de personas. No obstante, la orden fue una y concreta: dispersar las calles, las avenidas y desarmar el reclamo con celeridad, para evitar que se apostara una manifestación multitudinaria frente al palacio legislativo.
Antes de las 17, la presión de los cordones de las fuerzas de seguridad se acrecentó, con la detonación de bombas de gas lacrimógeno y la movilización de agentes en motocicletas. Varias personas fueron afectadas por los gases y resultaron heridas con las municiones de goma.