En los últimos días, se ha generado una profunda preocupación en el ámbito laboral argentino tras la decisión de la empresa de cosméticos Natura, propietaria de Avon, de cerrar su planta de distribución en San Fernando, provincia de Buenos Aires. Este cierre ha afectado a 278 trabajadores, quienes fueron notificados de su despido mediante llamadas telefónicas, una práctica que ha generado controversia y malestar en la comunidad y entre los sindicatos.
Según fuentes cercanas a la empresa, esta medida es parte de un plan de reestructuración de la operación de Avon en el país, que había comenzado con retiros voluntarios en una primera etapa. Sin embargo, el cierre de la planta y el despido de casi 300 empleados se concretaron de manera abrupta y sin previo aviso formal, ya que los telegramas de despido aún no habían sido entregados. Este hecho se produjo en un momento especialmente delicado, cuando muchos de los trabajadores se encontraban celebrando las fiestas de fin de año en un evento organizado por el sindicato de perfumistas.
El impacto de la noticia fue particularmente fuerte este lunes, cuando los trabajadores se presentaron en la planta y se les prohibió el ingreso, dejándolos en la incertidumbre sobre su situación laboral y económica. La empresa, con una historia que se remonta a finales del siglo XIX en Estados Unidos y que llegó a Argentina en los años 70, ha enfrentado una transformación significativa desde que la brasileña Natura la adquirió en 2020. La compañía, ahora considerada uno de los grupos empresariales más importantes en el sector de la belleza y cosméticos, había visto un crecimiento sostenido en la pandemia gracias a su estrategia de venta online.
La preocupación por despidos masivos no se limita a la industria cosmética. En otro sector clave de la economía argentina, la agroindustria, se han registrado ajustes en la operación de Cargill. La empresa, que posee más de 3.300 empleados y una extensa red de plantas y terminales portuarias en el país, ha comenzado a enviar telegramas de despido a trabajadores, tanto operarios como personal jerárquico. Se estima que alrededor de 600 empleados de la categoría jerárquica, incluyendo gerentes y supervisores, y unos 70 operarios han sido afectados en sus diversas plantas de procesamiento y acopio de granos.
A pesar de la falta de comentarios oficiales por parte de Cargill sobre estos despidos, la Asociación de Supervisores de la Industria Biodiésel de la República Argentina (Asiabra) ha confirmado los datos, subrayando la magnitud de la situación en una empresa que ocupa una posición relevante en el ranking de exportadores de granos de Argentina.
Estos despidos masivos generan un clima de incertidumbre en los trabajadores y sus familias, y ponen de relieve la necesidad de políticas que protejan a los empleados en tiempos de crisis económica y reestructuración empresarial. La comunidad y los sindicatos exigen respuestas y garantías para los trabajadores afectados, recordando que detrás de cada número de despido hay una persona y una familia que enfrentan el difícil desafío de reinventarse.