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domingo, mayo 19, 2024

Preocupación creciente de productores rurales: “La falta de sanciones ha generado un descontrol”

En diálogo con La Nación esta semana, uno de los productores rurales de Chascomús aseguró que han enfrentado esta problemática desde hace varios años, pero “en los últimos tiempos se ha vuelto incontrolable”.

La situación se agravó tras la implementación de la ley 27.330 en 2016, la cual prohibió las carreras de galgos en áreas urbanas y estableció sanciones que incluyen hasta cuatro años de prisión y multas para quienes estuvieran involucrados en su realización, promoción u organización. Esto hizo que aquellos que hacen esta actividad ilegal se trasladaran a zonas rurales de difícil control para las fuerzas de seguridad.

La cuenca del Salado pasó a ser especialmente atractiva debido a la mayor presencia de fauna cerca del área metropolitana.

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En rigor, el productor explicó que en los campos cercanos al río Salado se encuentran extensos humedales que albergan una gran variedad de especies de animales que conviven con las actividades ganaderas y agrícolas que se desarrollan allí.

“Los campos, en su mayoría, tienen un alambre perimetral de siete hilos, y en el interior utilizan alambres eléctricos de un solo hilo para dividirlo en parcelas, que son potreros más pequeños. Entonces, en una parcela de aproximadamente una hectárea, donde hay 300 vacas, cuando estas personas ven un animal salvaje, sueltan a los perros de caza y las vacas, en un intento por escapar de la situación, rompen los alambrados eléctricos y se adentran en los cultivos de maíz, rompen silobolsas y causan estragos”, alertó.

Denuncian que se atenta contra la fauna silvestre

También contó que trabajan en conjunto con Proyecto Galgo, una de las organizaciones impulsoras de la ley para prohibir las carreras, debido al maltrato que reciben los animales. “Los traen escondidos y encerrados en los baúles de los autos o en las cajas de las camionetas, durante muchas horas de viaje. Cuando se lesionan, los abandonan”, lamentó.

Respuesta oficial

Ante una consulta de La Nación, en el municipio expresaron su preocupación y dijeron que están comprometidos en abordar la problemática. Cipriano Pérez del Cerro, secretario de Gobierno de la Municipalidad local, destacó: “Es un problema existente que afecta a toda la provincia de Buenos Aires. Tanto los concejales como el departamento ejecutivo están dedicados a buscar soluciones”.

El funcionario reconoció que las herramientas disponibles actualmente “no son suficientes para resolver el problema”, pero enfatizó que están en búsqueda de soluciones. En ese sentido, mencionó que el Concejo Deliberante está trabajando en un proyecto de modificación de la ordenanza correspondiente para mejorar la normativa.

Además, informó que recientemente se llevó a cabo una reunión entre el área de seguridad municipal, los concejales y el juez de falta.

Aclaró que esta actividad constituye una contravención que conlleva una multa. Según las estadísticas proporcionadas, en 2021 se registraron 248 actas de infracción y 227 sentencias.

En 2022, hubo 467 actas y 449 sentencias, y en lo que va de 2023 se contabilizaron 154 actas y 155 sentencias. Estos datos reflejan claramente una situación de contravención.

En relación al tema del secuestro de galgos, Pérez del Cerro explicó que, debido a que el Código Rural a nivel provincial no contempla esa posibilidad, se ha establecido una normativa a nivel local para permitir el secuestro de los perros. En este sentido, se han construido caniles en la sede de la patrulla rural para albergar a los perros que son secuestrados, brindándoles el tratamiento adecuado.

Según dijo, el trabajo conjunto entre la Municipalidad y la patrulla rural es constante para prevenir estas contravenciones. No obstante, destacó la necesidad de realizar una modificación a nivel provincial de la normativa correspondiente, en este caso, la ley 1081 vigente desde 1983.

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