Por Andrés Lavaselli
Aunque su destino final es aún incierto, el avance de la “Ley Bases”, apenas aprobada en general en Diputados, ya tiene derivaciones políticas importantes en la Provincia. Mientras el gobernador Axel Kicillof se resignó al juego de doble filo de empujar en silencio la presión que encabeza su par cordobés Martín Llaryora para coparticipar el impuesto PAIS, en la oposición el discurso de Facundo Manes en la cámara Baja agitó las aguas del radicalismo bonaerense, donde se leyó como el posible anticipo de una interna potenciada.
La pulseada entre el presidente Javier Milei y los gobernadores para distribuir los costos del ajuste tiene un trasfondo urgente en la Buenos Aires, marcado por el deterioro de la situación social. Un indicador práctico de ese proceso lo aportó Juan Cuattromo, presidente del Banco Provincia: el consumo de promociones de alimentos a través de la popular app Cuenta DNI bajó en un mes cerca de un 30%. “Estamos hablando de los descuentos para comprar carnes y verduras”, remarcan cerca de Kicillof.
Algunos datos colaterales interconectados sirven para terminar de construir ese escenario. 1) La capacidad de respuesta de la Provincia está diezmada por la caída de la transferencia de fondos nacionales (de todo tipo), que fue del 13% hasta ahora. 2) Esa merma por primera vez tiene un cálculo preciso: 20% del Presupuesto, en números actualizados. 3) Eso sin contar una variable poco flexible para Kicillof y que se lleva el 65% de los gastos mensuales: el salario de los empleados públicos.
¿Puede ese combo degenerar en situaciones de tensión? ¿Cuánto pueden aguantar los sectores bajos y medio bajos que están experimentando ya mismo dificultades para acceder a la ayuda alimentaria, directamente cortada por Nación? ¿Qué tan paciente será la clase media, expuesta en marzo al doble ajuste de la cuota de las escuelas privadas y las tarifas de los servicios públicos y el transporte? Son golpes al nivel de vida de un sector que viene perdiendo desde el gobierno de Alberto Fernández ¿Pero hasta cuando ese enojo blindará a Milei?
Las respuestas varían según quién las dé. Pero en la práctica están detrás de ciertos movimientos notables de la política. El más sustancioso de las últimas horas es el apoyo de Kicillof a la jugada de Llaryora, un peronista anti K de la oposición “dialoguista”, para obligar a Milei a coparticipar el impuesto PAIS. El gobernador bonaerense no lo hará explícito porque aparece cerca de un anti K. Y en su entorno dicen que el cordobés es el responsable de juntar los votos. Pero lo cierto es que desde La Plata se empuja para ayudarlo.
“Si sale, el tránsito hasta fin de año se simplifica”, justifica el kicillofismo. La fecha límite no es ociosa: el acuerdo con el FMI implica dar de baja el tributo en ese lapso. La economía política del “PAIS”, que grava operaciones en moneda extranjera, explica el resto. Es que se trata del impuesto cuya recaudación más subió en enero, un 1252,6%, montada en el aumento de alícuota (del 7 al 17%) y del dólar (por la devaluación). En el esquema original se la llevaba toda Nación; los gobernadores quieren el 30%.
Se resolverá desde el martes, en la farragosa disputa artículo por artículo de la Ley Bases, que no estará aprobada (o rechgazada) en Diputados hasta que ese trámite se complete. Ese es el proceso en el que podría incidir Kicillof.
La UCR también
Menos dramático, el discurso de Manes fue eje de una derivación bonaerense del trámite de la ley. Es que el radicalismo de la provincia renueva autoridades este año y está en duda que el senador Maximiliano Abad pueda presentarse a otro periodo al frente del Comité distrital. Esa circunstancia tal vez encierre una motivación poco visible para la enjundia que mostró el neurólogo en el recinto. Una dureza que lo llevó al ser el único radical, junto al platense Pablo Juliano, en votar negativamente el proyecto.
Manes libra una lucha de poder contra Abad desde hace bastante tiempo, cuyo último avatar fue la ruptura del bloque de Diputados bonaerense de JxC. Ese quiebre incluyó un estallido interno del radicalismo, que ahora tiene dos espacios, uno de los cuales nació de la escisión comandada por el platense Claudio Frangul, quien responde al neurólogo y tiene también miembros de la CC. El senador influye en el que maneja Diego Garciarena.
Sobre ese quiebre, Manes podría haber ejecutado el primer movimiento para preparar algo que hasta ahora no había querido hacer: trasladar su popularidad a la disputa por un cargo con poco charme mediático pero mucha influencia en la carrera tradicional por el poder en el radicalismo. Sería un cambio notable de escenario, de rápida implementación: la elección para el comité provincia es este año.
Por eso, Abad ya piensa en contrincantes. Figuran en su listado Miguel Fernández, exintendente de Trenque Lauquen –presidió el foro de alcaldes-; el senador Ariel Martínez Bordaisco, de Mar del Plata y, si llega a haber un acuerdo con Evolución, la línea de Martín Lousteau, el flamante diputado Pablo Domenicini. (DIB) AL