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miércoles, diciembre 4, 2024

Monseñor Liébana fue ordenado obispo y asumió el gobierno pastoral de Chascomús

Monseñor Juan Ignacio Liébana recibió su ordenación episcopal el pasado sábado 2 de marzo en el gimnasio del colegio Inmaculado Corazón de María. Asimismo, el nuevo prelado inició el gobierno pastoral de esta jurisdicción eclesiástica.

El consagrante principal fue el obispo de Santiago del Estero, monseñor Vicente Bokalic CM; mientras que los coconsagrantes fueron el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, monseñor Jorge García Cuerva; el arzobispo de La Plata, monseñor Gabriel Mestre; el obispo emérito de Chascomús, monseñor Carlos Malfa; y el obispo de Añatuya, monseñor José Luis Corral SVD.

Además, concelebraron sacerdotes de Chascomús, de la arquidiócesis de Buenos Aires y de la diócesis de Añatuya, entre otros.

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Participaron de la celebración familiares y amigos del nuevo obispo, autoridades municipales, religiosas y religiosos, laicos y fieles de diversas comunidades.

Mons. Liébana: “Deseo una Iglesia orante, fraterna y misionera”

El nuevo obispo agradeció la presencia de cada obispo, sacerdotes y fieles , al tiempo que también brindó un particular agradecimiento a la diócesis de Añatuya, “donde aprendí a ser cura”.

Monseñor Liébana destacó: “Comienzo con mucho entusiasmo y confianza esta misión que Dios me encomienda. Deseo estar en medio de ustedes como el que sirve, como un padre y un hermano, como un pastor y un amigo para todos. Deseo aprender junto a ustedes esta misión de ser obispo que me queda muy grande”.

Juan Ignacio Liébana y Carlos Malfa

“Me siento muy pequeño pero muy confiado en el amor de Dios y en la paciencia de ustedes. Quiero entender mi vida como una ofrenda de Dios para su pueblo, quiero ser ofrenda y entregar mi vida de corazón a esta tierra santa que Dios tiene reservada para mí”, enfatizó.

En tanto, el nuevo prelado expresó: “Comienzo hoy junto a ustedes el ministerio episcopal con confianza, entusiasmo y humildad. Deseo presentarles un triple anhelo, que en palabras del cardenal Pironio, seamos una Iglesia orante, fraterna y misionera”.

“Un Iglesia orante: renovemos cada día la alegría y el compromiso de ser hombres y mujeres de oración. Qué hermoso que nuestras comunidades sean escuelas y casas de oración, reposada, silenciosa y contemplativa, que nos estimule para la entrega y el servicio desinteresado al prójimo”, subrayó.

Además, pidió ser “una Iglesia fraterna. Nuestra fraternidad ya es de por sí misionera, nuestro modo de amarnos ya tiene sabor a Evangelio. El buen espíritu suma, comparte, incluye y valora”.

“La misión es para la comunión, para hacernos uno con Dios, entre nosotros y con toda la creación, a fin de que Dios sea todo en todos. Quiero que seamos una comunidad misionera que lleve adelante acciones de prevención frente a la droga y a la delincuencia que quita la vida a nuestros jóvenes; una comunidad misionera que responda con acciones comprometidas en favor de la naturaleza”, aseveró.

Finalmente, animó a ser “testigos de la luz que disipa toda oscuridad y tinieblas“.

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