Gastón Sessa, el reconocido arquero que pasó por varios clubes del fútbol argentino y del exterior, decidió asentarse con su familia en un campo en Chascomús para centrarse en una de sus otras pasiones: los caballos.
“Mi pasión por la hípica nació hace muchos años. Siempre me gustaron los caballos como animales. En los últimos años de mi carrera, necesitaba buscar una motivación o una adrenalina que me ayudara a retirarme en paz, sin tener que enfrentar lo que atraviesan muchos futbolistas”, explicó el exfutbolista, quien defendió el arco de equipos como Gimnasia de La Plata, Vélez y Rosario Central, entre otros clubes, en una nota realizada por Olé.
“Tengo un harás de pura sangre que se llama Sauce Grande, su nombre se debe a un árbol gigante que hay dentro de la residencia. En el harás nos dedicamos a la doma, descanso y preteining de los animales. Hay más de 40 caballos, y aunque no todos son míos, nos encargamos de su cuidado. Los caballos me dieron la adrenalina que necesitaba para mi vida después del retiro. En 2016, tomé la decisión de retirarme y al mismo tiempo compré un par de caballos con un amigo, y ahí empezó todo”, dijo el ex deportista de fútbol profesional afincando en Chascomús.
“Los caballos no me dejaron caer en depresión”, destacó Sessa. “Yo tenía muchos amigos que me dijeron que mientras tuviera ganas no me retirara, porque el día después es complicado. Te encuentras con un vacío enorme y muchos han caído en depresión. Entonces, me preparé para el momento de dejar de ser jugador. Este pasaje lo hice a través del harás, que fue lo que me permitió reemplazar la adrenalina del fútbol profesional con la que me proporciona esta actividad que me encanta. Me ocupó la cabeza y no me permitió caer en la depresión. Casi no sentí el retiro”.