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lunes, abril 29, 2024

Libreta de Apuntes: Toda una vida y aquel 30 de octubre

...De un punto es preciso partir en cada historia. De un hombre y una mujer cuando es una historia de vida. José Alfonsín y María Feijó supieron en su hogar hispano de la llegada de los hijos. De ellos uno, Serafín, nació el 15 de octubre de 1857. Llegarían los Alfonsín con su bagaje de ilusiones a la América promisoria. Chascomús sería el lugar en que plantarían sus sueños... A partir de entonces una historia de otros de los que vinieron para dejar raíces y dar fruto… historia esta que no se agotará por cierto, en estos apuntes…

Por José Eduardo Bonavita

… CHASCOMÚS, 1878 

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Serafín, aquel español recién venido, 21 años entonces, fundaría con Vidaurrázaga un Almacén de Ramos Generales, Tienda y Acopio de Frutos del País del que pronto será único propietario, fundando con su hermano Francisco otra casa en Lezama.

En 1898, Serafín Alfonsín contrae enlace con María Cecilia Ochoa en la Iglesia de la Merced, siendo el Padre Julián Quintana quien bendice la ceremonia. Siete serán los frutos de esa unión. Serafín Raúl en 1899, Norberto en el 900, Rodolfo en 1903, en 1905 Enrique, María Angélica en 1906, Luis en 1908 y Ernesto en 1915.

… Pero hay otra historia que transcurre en el pueblo… En las páginas siempre renovadas de la vida misma.

Así como los Alfonsín – Ochoa con la llegada de su hija, el  hogar de los esposos Ricardo Foulkes, ganadero y titular de una casa de remates, y Ana Iseas, vive en una jornada de aquel 1906, el acontecimiento grato y trascendente de una bienvenida a la vida. 

Ana María será el nombre de esa vida nueva. 22 de agosto será ese día. Ana María vive los días de su infancia entre Chascomús y Ayacucho, tierra en la que viven sus abuelos.  Pero nuestras crónicas añejas rescatan su presencia adolescente en nuestra ciudad…

ALBUM DE FAMILIA

Se casaron Raúl, el mayor de los hijos de Serafín Alfonsín,  y Ana María Foulkes, cuando del siglo había transcurrido un cuarto. Y habrían de ser seis veces padres.  Ana María participaría activamente de las actividades de la entonces Parroquia de Nuestra Señora de la Merced y diría presente en las luchas cívicas.  Raúl ha sido socio de su padre –por años éste abanderado de la colectividad española-  hasta la partida de don Serafín, cuya vida se apaga en 1933. Tras la tristeza del adiós, afrontaría con su madre y hermanos, la tarea de seguir… Y los dos y con sus hijos, la tarea de la vida.  Y va escribiéndose una historia… Y es la ley de la vida, claro…

LOS CHICOS CRECEN

Raúl Ricardo Alfonsín, uno de sus hijos – Ana María, Ramiro, Silvia, Fernando y Guillermo son los otros –  dejaría atrás su infancia pueblerina tras el primario que cursó en ésta tierra en la que había nacido el 12 de marzo de 1927. Sus estudios secundarios habría de cursarlos en el Liceo Militar General San Martín. Se recibiría luego de abogado. Se casó con María Lorenza Barreneche y habrían de ser, como don Raúl y Ana María, seis veces padres. Raúl Felipe, Ana María, Ricardo Luis, María Marcela, María Inés y Javier Ignacio sus hijos.

PARA SIEMPRE RAULITO

…Era  desde los días de mi infancia y seguiría siéndolo siempre para los de su tiempo, Raulito.  Ya había sido concejal cuando papá hiciera alguna reparación eléctrica en la casa de la calle Chacabuco en la que vivía,  y conociera yo al acompañarlo,  a Lorencita, su esposa, y a él mismo de entre casa…

Desde joven y aún desde antes de su mayoría de edad, Raulito militó en la Unión Cívica Radical, resultando para propios y extraños la más promisoria figura política de estos lares. Se había forjado en la militancia en tiempos de Balbín, Larralde, Lebensohn,  en el Movimiento de Intransigencia y Renovación.  Había sido ya vocal primero y presidente luego del Comité de Chascomús y en 1954 Concejal.  Preso en el ´55, sería después convencional provincial de la UCR y en 1958 diputado provincial.

VINCULOS  PERDURABLES

… Siempre sentí en casa que se lo tratara con afecto cuando a él se referían. Mamá había compartido tiempos de escuela primaria, aunque no de grado. Papá sentía al radicalismo de Raulito al menos primo hermano del socialismo de su padre. Cuando pasaron los años, lo mismo habría de ocurrir con Teresita y los suyos. Es que su padre, Toto Irulegui, fue alguien que mantuvo siempre abierta la tranquera de su hogar campestre, en el Paraje Nueve de Julio, el que más de una vez fuera “guarida” ante la inminente adversidad política. También de Raulito…

SU CARRERA POLITICA

En el 63 llegó Raúl al Congreso de la Nación y fue vicepresidente del Bloque de Diputados, hasta 1966.  En ese tiempo, en 1964, fallece su padre.

…En 1965, su hijo mayor, Raulo, sería compañero nuestro en la Escuela Normal, a la que dejaría al terminar tercer año para seguir en Buenos Aires. Si quedaría en la Normal Ricardo.

La veda política impuesta por el nuevo golpe que terminara con el gobierno de Don Arturo Illia y con su banca, interrumpiendo aquí la gestión de Gogo Quiroga, no podría poner freno al que desde siempre y para siempre será el desvelo de quien por entonces se había mudado con su familia a una casa en la calle Lavalle, al frente de la cual tenía su estudio, dedicado Jorge Nimo, que había sido Secretario del Concejo, a los quehaceres del mismo. Abundarían entonces largas veladas y reuniones a las que solía concurrir mi hermano Alberto y a las que me sumaría pronto no bien terminara la secundaria. Reuniones aquellas “formalmente” en la clandestinidad y que acaso para nosotros, recién venidos a la política, tuviera el adicional encanto de lo furtivo.  Eran para Raúl sin embargo, continuidad en el ejercicio de una militancia  que había empezado aquí mismo y que afrontaba como un deber que a menudo lo llevaba a otras postergaciones… 

… Y MAS RECUERDOS 

Con Raulo nos reencontraríamos en el ´68, en la Facultad y al año siguiente compartiendo un departamento de la calle 46 con Eduardo Inclán y Victor Selva. Cuando se resquebrajaba aquella “revolución argentina” que Raúl tanto combatiera desde el primer día y crecía su figura en general y particularmente entre los jóvenes. Había protagonizado un acto callejero en La Plata que le había valido ir al calabozo, pero no era cosa sencilla silenciarlo.

Editaba una revista, Inédito, desde agosto del 66, de la que Mario Monteverde era principal redactor y él firmando con el Alfonso Carrido Lura en que devino su Raúl Ricardo Alfonsín para tales menesteres, el editorialista implacable.  Recuerdo de esos tiempos alguna reunión en una casa de la calle San José, en Buenos Aires… En Chascomús se hace cargo de El Imparcial –el diario de Domingo Catalino de cuya imprenta habían salido varias publicaciones en tiempos de Perón, lo que le valiera más de una clausura– y lo traslada a Belgrano y Remedios de Escalada, incorporando el offset y las teletipos, acompañado en aquella patriada efímera por Jorge Nimo y Carlos Bartoletti.

ALLÁ POR EL SETENTA

…Durante nuestra estadía en La Plata, vino en varias oportunidades Raúl al departamento y hasta en alguna oportunidad en la que lo invitaron a cenar correligionarios y adherentes en una parrilla del camino Centenario, hizo extensiva la misma para nosotros, a quienes en modo alguno nos venía mal dejar la dieta estudiantil a la que nos obligaban nuestras propias posibilidades, para reemplazarla por un buen asado, disfrutando además de sus reflexiones acerca de la actualidad….

… Por cierto que volveremos a encontrarnos con otras páginas de esta misma historia…  Porque así  como Aquel Serafín de 21 había puestos sus pies en esta Argentina promisoria, cien años después de su llegada su nieto alcanzaría, nada menos, la presidencia de la Nación por decisión de la voluntad popular, inaugurando la etapa de restauración democrática tras décadas de cíclicos quebrantos…  

REPASANDO EL TIEMPO

…Siempre recuerdo una postal de mayo del 2004, a la vuelta del tiempo, guareciendo con un poncho su espalda, de cara al sol, de cara a la Plaza, bajó del palco preparado para el aniversario ciudadano, al que había subido acompañado por el aplauso de la gente. Se acomodó el poncho y pasó por detrás del estrado, delante de las ventanas de la Intendencia. Cruzó la calle, llegaba a su casa cuando una señora lo detuvo y lo abrazó. ¿Cómo andás Raulito?…  Y ahí andaba…. Seguramente pensando en lo que habría de venir… Como siempre…

OTRA VEZ LOS SETENTA

Repasemos, si no,  los 70…… llegó el final de la “revolución argentina”.  El breve interregno democrático entre golpe y golpe, encontró a Raúl  Alfonsín, aquel nieto de inmigrantes, aquel hijo de don Raúl y doña Ana María, sin afrontar funciones públicas. Había sido precandidato presidencial por el movimiento de Renovación y Cambio y resultó vencido por don Ricardo Balbín pero, al mismo tiempo, había surgido a la consideración nacional…  Ya no sería el joven abogado promisorio que trajinara las calles de su pueblo.

Ya no el Presidente del Comité de Provincia con mandato prorrogado que llegaría a cada rincón bonaerense manteniendo viva la llama para que no pudiera con ella ninguna veda impuesta… El país todo era ahora el escenario…  Y pasarían Cámpora y Lastiri, y Perón – Perón. La muerte de Perón. Isabel. El golpe. El Proceso. Videla, Viola…

DE PRONTO LOS OCHENTA

Un día la muerte de Balbín…. En  el  gobierno Galtieri. La guerra. Pasó la guerra y agonizaba el “proceso”. Tiempos, días, pesares y desventuras de los que nos hemos ocupado, por cierto que a veces de soslayo pero a menudo, en nuestro peregrinaje por el tiempo en el que se suceden el ir y el volver…  Seguía firme Raúl en su cotidiano ejercicio de la militancia.  Ya vivía en una de las casas “gemelas” sobre la Avenida Lastra. Aquí. Porque éste sería igual, siempre, su puerto. Tal como en los inicios. Inicios aquellos que no habría de olvidar…

MUESTRA DE ESA VIDA SIN OLVIDOS

Habíase  desarrollado un Plenario radical en julio del 82  y en su transcurso se produjo un incidente verbal entre Carlos Contín,  ratificado entonces presidente del Comité Nacional con 37 votos a favor, veintitrés en contra y nueve abstenciones, y Raúl Alfonsín…

– Contín: “Alfonsín es el eterno perdedor del Radicalismo”…

– Alfonsín: “Se ha dicho que soy el eterno perdedor y es cierto. No gané aún una elección interna en el orden nacional. Pero debo decir que no es ni el triunfo ni la derrota el objetivo de mi actividad política. Lo es, si, mantener una línea de conducta que significa no claudicar, no arriar ninguna bandera, y por el contrario, sellar la actividad con una sólida coraza moral”…

(A espaldas de la mesa directiva se hallaba una bandera argentina, y al centro una foto con la imagen de Ricardo Balbín exactamente sobre la cabeza del Dr. Contín…)

  “Mire hacia atrás, señor Presidente –siguió Raúl– y verá que lo está vigilando el eterno perdedor de la política argentina. El hombre que con sus derrotas iluminó la escena de la Democracia argentina y fue prenda de unidad nacional”. “Cabe también decir que durante diez años luchamos en mi pueblo, Chascomús, para acceder al control del Comité de Distrito. Y tuve el honor de ser presidente del Comité de Chascomús de la Unión Cívica Radical, sin necesidad de que se muriera nadie”…

YA ERA PARA ÉL ARGENTINA LA CUESTIÓN

Seguimos con Alfonsín. Ya sus hijos tenían hijos. Su creciente importancia en la política nacional era cada día más alimento para el orgullo lugareño. Esta  seguía siendo su casa, y aunque lo suyo era ya La Cuestión Argentina, seguía siendo Raúl, Raulito…

A propósito, creo oportuno recordar que si “hay dos clases de tontos” soy de aquella que encierra a quienes prestan libros. Alguna vez sin que el destinatario perteneciera a la otra clase, aquellos que los devuelven. Así fue otra vez hace unos años,  cuando visitado por un señor González –cuya tarjeta he perdido y con ello la posibilidad de intentar la recuperación– que junto a otro periodista como él pero de quien no recuerdo nombre ni apellido, estaban abocados a una biografía de Raúl Alfonsín, recorrieron aquí lugares que Raúl hubiera recorrido y entrevistaron personas que fueran de su trato cercano, tal el caso de Adelita Mendiburu, que es la visita que recuerdo por cuánto los acompañé entonces hasta su casa. Resulta que tengo –tenía en realidad hasta ese día– un ejemplar de La Cuestión Argentina que sumaba en casa a los valores propios de aquel programa expuesto en forma coloquial por quien más adelante sería Presidente de la Nación, el valor agregado de una dedicatoria. Dedicatoria aquella que sería para nosotros grata,  habiendo estampado Raúl, incluso,  un cálido recuerdo para el papá de Teresita.

No he perdido la esperanza de recuperarlo, pero recordaré de cualquier modo aquella mesa tendida en el Martín Fierro, luego del acto en que fuera presentado el libro. También del contenido de La Cuestión Argentina, que bien harían en releer quienes suponen que Raúl Alfonsín no dedicó todos sus esfuerzos, más allá de la suerte dispar en cuánto a los resultados,  a concretar aquello que había propuesto.

UNA ESPERANZA EN MARCHA

…Habían pasado más de cien años, desde que aquel Serafín Alfonsín, 21 entonces, español recién venido, fundara un Almacén de Ramos Generales. Raúl, su nieto, era “una esperanza en marcha”,  “el hombre que hace falta”, el andariego incansable de cuánto camino llevara a cada rincón argentino.

Y diría  Raúl  una y mil veces”… si alguien distraído al costado del camino cuando nos ve marchar nos pregunta ‘¿todos juntos hacia dónde marchan? ¿Por qué luchan?’, tenemos que contestarles con las palabras del Preámbulo, que marchamos, que luchamos para constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra prosperidad y para todos los hombres del mundo que deseen habitar el suelo argentino”…

LA AVENIDA MÁS ANCHA DEL MUNDO

Y aquel día inolvidable, cuando la 9 de Julio fue más que nunca la avenida más ancha del mundo… Jairo recordó una vez que José Ignacio López le ofreció cantar en el cierre de la campaña en el Obelisco. “Imaginate lo que era eso para mí. Le pregunté ‘¿Va a ir mucha gente?’ y Nacho me respondió que esperaban unas ‘400 mil personas’. Eso ya era una cosa extraordinaria”… Jairo asegura que no tenía idea de qué cantar en un acto político, así que llamó a María Elena Walsh para pedirle consejo. “María Elena me dijo: ‘Cantá algunas canciones conocidas tuyas y después algo que tenga relación con lo que se está viviendo. Pensémoslo y el que tenga la primera idea llama al otro’. Yo colgué y al instante se me viene a la mente Venceremos, que asocié a María Elena. Es una canción de Joan Baez que se cantaba durante las marchas por los derechos civiles en Estados Unidos. Entonces la llamo de nuevo, ella atiende y en vez de decir ‘hola’ dice ‘Venceremos’. Fue impresionante”… Al final, en lugar de 400 mil personas, el acto convocó a un millón. “Ahí supimos que Alfonsín iba a ganar, por si alguien dudaba”, recuerda Jairo, que tuvo aquel millón de argentinos en la platea, cuando cantó Venceremos…

…En mi alma yo sé con honda fe / Que pronto venceremos… / Pronto venceremos, pronto venceremos / Juntos lucharemos hasta el final / Quiero que mi país sea feliz / Con amor y libertad… Solo con justicia, solo con justicia / Nos haremos dueños de la paz / Quiero que mi país sea feliz / Con amor y libertad… No tenemos miedo, no tenemos miedo / No tendremos miedo nunca más / Quiero que mi país sea feliz / Con amor y libertad…

UN MOMENTO INOLVIDABLE

…No fue en vano por cierto, ni ocioso para quienes tuvimos la suerte de ser uno en un millón aquel 27 de octubre de 1983 en la Nueve de Julio, que los versos de Venceremos, los vibrantes acordes y la incomparable versión de Jairo, que vale para esta suerte de viaje relámpago por el tiempo para revivir una jornada sin par para los de nuestra generación para rendir homenaje a Raúl Alfonsín, para recordar su triunfo electoral, para desandar y andar los caminos de la historia argentina de los últimos treinta y tantos años…

CUANDO EL 30 DE OCTUBRE VENIA ASOMANDO

Y volver a Chascomús… La elección del 30 de octubre de 1983 y una crónica de las vísperas, en Chascomús, la tierra de Raúl… El 29 de octubre de 1983, cuando el país vivía las vísperas de una jornada que habría de constituirse en una bisagra que permitiría dejar atrás una larga y trágica noche en la Argentina, Chascomús lo vivía de manera muy particular… Es que la elección ofrecía un menú amplio pero que contenía dos alternativas excluyentes… la del peronismo hasta entonces imbatible en las urnas y la del radicalismo, de la mano de Raúl Ricardo Alfonsín…

PUEDE SER EL PRESIDENTE… Y ES NUESTRO…

Al cabo de ese día que había sido aquí vivido intensamente, aporte mi nota para la edición del domingo 30 en El Cronista…  Y esto decía…

Crónica de las vísperas: puede ser el presidente… y es nuestro… Había llegado de madrugada. Desde temprano, como un rito, cumplió con las costumbres que no se pierden. Trajinó, desde su casa, las calles de su pueblo. Hombre del día en el país, hombre de todos los días en su pueblo, estrechó manos, se confundió en abrazos, repasó en cada beso dado y recibido, en cada abrazo y en cada apretón de manos, toda una vida. Una vida de luchas y esperanzas. Hizo un guiño cómplice a cada amigo, y todos lo eran un poco en ese instante. Debió pararse en más de una esquina. Rescatado una, dos, diez veces de los suyos, transitó por su ciudad, la nuestra…

…Fue ayer nomás, sábado, jornada de reflexión y entre nosotros de serena espera. El apretó recuerdos, seguro. Volvió a poner el fervor de alguna asamblea del pasado, ganó de nuevo en tiempos mozos la conducción de su partido en su tierra, se acordó de la banca de concejal y caminó las escalinatas de la  Legislatura, una vez en La Plata, del Congreso otra en Buenos Aires…

…Miró otros amigos de reojo y encontró los días de la resistencia en el Comité bonaerense, quizá la persecución, tal vez un calabozo. Y siempre mezclado en los recuerdos de sus luchas, algún “picado” entre solteros y casados, un partido de pelota o el remanso en algún parque costanero… No estaba solo en los recuerdos que hacen la cabalgata en silencio alguna vez en la vida de cualquier hombre.

Con él se acordaban los compañeros de escuela, los compinches de una travesura, los que se templaron en la misma fragua. Los hombres y mujeres que sabiéndolo propio, han aprendido orgullosamente a compartirlo.

…Allá lejos en el tiempo, Fernández Moreno dedicaba sus estrofas a la manteca gandarense y al fin de cuentas era nuestro orgullo. Después fuimos acostumbrándonos a que se acordaran de algún agua pura de este pago, o las aguas serenas de nuestra laguna, ó a un vagón de tren que aquí pudiera construirse. O un bolsón, un hilado, una pieza automotriz… Era un poco Chascomús trajinando otros caminos.

Pasó tiempo… Esta tierra vio nacer un hombre. Creció, vivió… Ese hombre que ayer volvía a vivir en cada paso dado por empedrados lustrosos, asfaltos nuevos o alguna vereda un poco desvencijada… Y ese hombre es nuestro. Tan nuestro que nos ha hecho estar en cada rincón de la Argentina, junto al fervor de los que ayer creyeron que era una esperanza. Los mismos que hoy sostienen que es el hombre que hace falta. Y es nuestro…Tan nuestro que alimenta algo más que nuestro orgullo. Nos compromete y obliga. Está escribiendo una página vital en una hora trascendente. Y sigue siendo como aquellos primeros días, igual.

Ni más ni menos que en los días del inicio. Viene de casi cuarenta años de luchas sin dobleces. Aspira a guiar la reconstrucción de una Nación decadente para volverla a la senda de su grandeza. Tanto y es nuestro…

Por eso, cada abrazo, cada apretón de manos, cada guiño de ojos, cada beso. Por eso, ¡¿para que negarlo?! alguna lágrima furtiva que denota la emoción de viejos y nuevos encuentros… Se llama Raúl Alfonsín. Quizá este domingo sea el Presidente de los Argentinos…

¡Y es nuestro!.

ESTE ANIVERSARIO

Este 30 de octubre cumple 39 años el comicio que clausuró la sangrienta dictadura y puso fin a medio siglo de tutela militar sobre la civilidad. Argentina debiera honrar 1983, cuando el pueblo concurrió masivamente a votar para ratificar su opción por la democracia (los partidos que habían aplaudido el golpe de 1976 tuvieron resultados insignificantes a nivel nacional). Comparten el honor las fuerzas políticas cuyos dirigentes habían sido en muchos casos amenazados, perseguidos, encarcelados, humillados y hasta atormentados por el sangriento régimen.

En las elecciones presidenciales de Argentina de 1983 fue elegido presidente de la Nación Raúl Alfonsín de la Unión Cívica Radical, venciendo a Ítalo Luder del Partido Justicialista. Inició el ciclo democrático más largo de la historia argentina, luego de una serie de golpes de Estado, que interrumpieron todas las experiencias políticas sin permitir alternancias constitucionales, desde 1930.

La elección se polarizó entre los dos partidos políticos tradicionales de la democracia argentina, la Unión Cívica Radical y el Partido Justicialista, los que sumados obtuvieron casi el 92% de los votos, mientras que la tercera fuerza sólo obtuvo el 2%. Fue la primera derrota del Partido Justicialista.

Alfonsín ganó en 16 de los 24 distritos electorales (Buenos Aires, Capital Federal, Catamarca, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, San Juan, San Luis, Santa Fe y Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur), mientras que Luder triunfó en ocho (Chaco, Formosa, Jujuy, La Rioja, Santa Cruz, Salta, Santiago del Estero y Tucumán).

Y ASÍ HABRÍA DE SER…

El 30 de octubre del 83 se convertiría en el primero que vence electoralmente al peronismo. El 10 de diciembre asumiría como Presidente de la Nación. Determina que no será el Excelentísimo Señor Presidente. Sin que hiciera falta decreto, aquí sería Raúl para unos. Para otros, todavía, Raulito. Seguirían luego años que dejamos a los historiadores y a los analistas. Sus hijos le dieron una legión de nietos. Llegaron los bisnietos.  Debo si decir que pasó el tiempo. La vida me deparó la oportunidad de compartir momentos con Raúl en la Casa de Gobierno, en la Quinta de Olivos, en Santa Fe cuando la Convención, en sus casas de Chascomús, en la Municipalidad, en la Casa Radical, incluyendo varias jornadas de elecciones cuando invariablemente tras votar, hacía en el Comité una escala, en casas de amigos, en el café, en la calle.

Antes y después de la presidencia, recuerdo especialmente dos encuentros: uno en su casa de la avenida Lastra cuando Malvinas, otro por la noche en un banco de plaza frente a la Plaza Independencia, cuando aguardaba que lo pasaran a buscar, en las tensas horas que siguieron a la renuncia de De la Rúa. …

Si debiera definirlo desde mis vivencias, creo que diría que siempre fue el mismo. Esa autenticidad, la fortaleza de sus convicciones, la calidez de su trato, definen al hombre por encima de los aciertos y errores que puedan surgir de la observación del analista y el repaso del investigador, aunque creo, ni ellos deberían prescindir de aquello…Por mi parte, como tantas veces… ¡Gracias!

Raúl Alfonsín

Por José Eduardo Bonavita. Recopilación de apuntes y notas recordando otro 30 de octubre y algunas postales de toda una vida.  Chascomús, 30 de octubre de 2022.

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