Por Carlos Alvarez Correa.
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Las lluvias llegaron el miércoles y el viernes de la semana pasada, pero el daño en los cultivos de un mes sin lluvias se va a sentir en los productores. Dan cuenta que el riesgo siempre es de ellos.-
Mientras el país se sumía en el rechazo de la Ley Omnibus del Gobierno de Milei – demostrando su falta de conocimiento de la formación de las leyes en una democracia- los productores agropecuarios se paraban sobre los lotes sembrados de maíz, soja o girasol y decían: “por favor falta agua de lluvia”. En la semana en algunos lugares llovieron 100 ml pero ya era tarde.
Nuestro partido, tiene una amplia zona agrícola. La mayor parte de la superficie sembrada se encuentra detrás de la Laguna de Chascomús, en “La Corona”, “Barrancas”, “Manantiales”, “el Recreo” y “Tajamar”: zonas -cercanas a los partidos de Lezama y Pila, donde la agricultura representa el 20 % de la superficie del partido, según datos del INTA.-
Los productores dicen “no va a andar bien”. Sufrieron otra sequía y asumen una pérdida del 30 % de producción.
Consultada al respecto la Ingeniera Agrónoma Carolina Michelini, manifestó: “Tuvimos un stress hídrico por falta de agua y además stress calórico por altas temperaturas… es como que la planta fue sometida a dos problemas”.
En este sentido, la conocida agrónoma manifestaba: “La soja “temprana”, sembrada en octubre/noviembre, está “complicada”. Este cultivo está en “espiga”, floreciendo y reproduciéndose, es cuando necesita agua”. “En estado en flor se produjo el aborto en flores por el stress hídrico y calórico,…va a repercutir en el llenado de granos en la planta y en el rendimiento final”.
Mientras que la soja de “segunda” sembrada en noviembre/diciembre, es la más complicada, parte como se dice “se quemó” o se secó, por eso no va a desarrollarse la planta.
La planta está en crecimiento, en estado vegetativo y por tal también la falta de agua la afectó mucho. En este estado “algunas van a morir, pero tienen una oportunidad más para recuperarse”.
El cuanto al maíz temprano, sembrado en septiembre/octubre, lo agarró sin agua y con la espiga, – esa florcita amarilla en la punta-, reproduciéndose, por lo cual va a haber menos reproducción y por tal menos granos en la producción.
El otro maíz, el tardío que se sembró en diciembre, -al igual que la soja-, lo agarró en estado vegetativo. Algunas plantas murieron pero pueden llegar a “recuperar algo”.
Todo esto también tiene que ver con la “política agropecuaria” aunque no parezca.
El productor ya asumió una pérdida del 30 % de la producción y nos preguntamos: ¿Quién va a asumir el riesgo de esa pérdida del 30%?
La división es clara. “La tranquera divide el riesgo”. Adentro está el riesgo y afuera toda la cadena está organizada en el “Agronegocio” -tan impulsado por este gobierno-. Los dueños del Agronegocio son los proveedores de insumos, los acopiadores y los agroexportadores. Estos no asumen ningún riesgo, ¡el riesgo es del productor tranqueras adentro¡.
Las empresas vendedoras de herbicidas, fertilizantes y semillas, ya cobraron sus productos: se le entregan valores, cheques pos-datados o abren las cuentas en dólares oficiales a cuenta del productor. Se emiten facturas que son títulos ejecutivos para el caso que no se paguen. El productor esta agarrado. El gasoil ya está pago o se paga a no más de 30 días.
Los acopiadores tienen la mejor garantía de cobro que es el grano del productor que se lo entrega cuando lo cosecha y los exportadores ya tienen vendida cada una de las cosechas. Ni hablar de la venta a término que hace del productor: “un endeudado en granos”. Sus aliados, las Bolsas de Cereales, comercializan los granos que se produjeron con insumos ya garantizados en su cobro y con acopiadores con los granos en los silos como garantía. Si no se vende, se guarda y listo. Nadie, salvo el productor tiene riesgo.
Nos preguntamos: ¿de quién es la pérdida del 30% por la falta de lluvias? Solo una respuesta: del productor “tranqueras adentro”.