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jueves, marzo 28, 2024

Horacio Conzi, el empresario que mató por celos y estuvo hasta en la mira del FBI

El entonces dueño del restaurant Dallas persiguió en 2003 un remís en el que viajaban cuatro jóvenes. Efectuó 14 disparos y mató a Marcos Schenone. Estuvo prófugo. Fue condenado a 24 años y nueve meses de prisión.

Por Fernando Delaiti, de la Agencia DIB

El anuncio sobre el aumento del IVA al 21%, el pago de US$ 998 millones al Fondo Monetario Internacional y hasta los dichos de Alberto Fernández, por entonces jefe de campaña de Néstor Kirchner, quien había asegurado que el santacruceño “no era un títere de Duhalde”, eran las noticias que concentraban en enero de 2003 el interés mediático. Pero sobre todas las cosas, lo que se había convertido en una novela de la tarde era el crimen de María Marta García Belsunce. En el inicio de ese año, las portadas de los diarios y las columnas policiales en TV y radio apuntaban a las pruebas del encubrimiento, a las sospechas sobre cinco familiares, a las contradicciones que llamaban mucho la atención y al famoso “pituto” que puso en escena al entorno de la socióloga que apareció con cinco balazos en el cuerpo en su casa de un country.

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Sin embargo, por esos días hubo otro crimen que con el paso de las horas pudo romper la barrera Belsunce y tener su espacio en el debate público. Ocurrió hace 20 años, en la madrugada del 16 de enero de 2003, cuando el entonces empresario gastronómico Horacio Conzi persiguió un remís en el que viajaba un grupo de jóvenes y en San Isidro disparó 14 veces contra el vehículo. Como consecuencia de ello, murió Marcos Schenone, de 23 años. Y desde entonces, el dueño de Dallas, el local gastronómico que tenía en Alvear y Avenida del Libertador, pasó casi todos sus días tras las rejas. 

Aquella noche, Conzi, quien solía moverse en autos lujosos y disfrutaba del éxito de su negocio que replicaba la comida estadounidense y era una referencia en la zona norte del Conurbano, intentó seducir a Paula Alonso. Poco acostumbrado a que le digan que no, se quedó con “la sangre en el ojo”. Y sobre todo explotó, minutos después, al ver a la joven con Schenone. 

En un ataque de celos, los expulsó del local pero eso no lo tranquilizó. Le pidió al encargado de estacionar los autos que le prepare su camioneta Jeep Grand Cherokee. Se subió solo y comenzó a perseguir al Ford Galaxy en el que viajaban Marcos, Paula y dos amigos, Gustavo Pacheco y Gisela Carabetta.

Fuera de sí, a la altura de Beccar, les cruzó su camioneta y se bajó. Luego, no se fue hasta que no quedó munición en su arma. Uno de los 14 proyectiles de la 9 milímetros terminó alojado en un glúteo del remisero Rodolfo Fernández. Otro destrozó la luneta del Ford Galaxy. Pero los mortales quedaron en la espalda de Schenone, el deportista que se dedicaba al mountain bike.

Llamado y fuga

En medio de los gritos de horror, Horacio escapó y llamó a su hermano Hugo para que lo ayudara. Así funcionaba la dupla que ya tenía prontuario en la Justicia y hasta habían sido investigados por el FBI. Negocios sucios y aprietes rodeaban la historia familiar.

Fue entonces Hugo el que dio la cara por esos días ante los medios, plantó testigos falsos y lo ayudó a permanecer prófugo 57 días. Pero desde un primer momento el fiscal de instrucción de San Isidro, Mario Kohan, tuvo al empresario en la mira. Es que los sobrevivientes lo habían reconocido y mencionado como el autor del ataque y al allanar su casa, se secuestró una pistola Pietro Beretta calibre 9 milímetros entregada por su hermano, que las pericias luego demostraron que era el arma homicida.

Horacio primero se escondió en hoteles de Mar del Plata, y luego en un departamento, donde fue detenido el 14 de marzo de 2003 por la Policía Federal. Estaba con una peluca y un documento falso. Hasta Interpol y el FBI aportaron datos para su búsqueda.

Castigo y salida

El juicio oral fue en 2005 y estuvo a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal 4 de San Isidro. Pese a que la defensa quiso hacerlo pasar por inimputable debido a una mezcla de las secuelas de un accidente y un delirio místico, fue condenado a 25 años de prisión. En 2009, la Sala III de Tribunal de Casación bonaerense confirmó el fallo, pero redujo la pena en tres meses, lo que fue ratificado en 2012 por la Suprema Corte provincial y en 2014 por la Corte nacional.

Tras las rejas de la Unidad 48 de San Martín, la vida de Conzi no pasó desapercibida. Se convirtió en un vegano militante, defensor de los animales, empezó a estudiar sociología y dicta cursos de nutrición. 

En abril de 2019, por cuestiones de salud, accedió al beneficio de prisión domiciliaria, que fue revocado a los pocos meses. No solo un posteo en Facebook hizo indignar a la familia de Marcos y a parte de la sociedad, sino que se arrancó la tobillera electrónica porque le quedaba “apretada” y hasta fue filmado paseando dos cabras en la vereda de su casa de San Isidro. 

Volvió a la cárcel, pero no desistió de pedir en varias oportunidades la libertad condicional. Entre los fundamentos de su reclamo, además de tener cumplidas las dos terceras partes de la condena, manifestó problemas de salud, derivadas de un ACV sufrido en prisión. Por ahora, la Justicia rechazó sus planteos. 

Mientras el restaurante Dallas se vendió y actualmente lleva casi cuatro años deshabitado, la familia Schenone sobrellevó el dolor como pudo. Luego de la muerte de los padres de Marcos, sus hermanos decidieron tirar las cenizas de los tres en el mar. Una manera de que estén juntos. (DIB) FD

ViaDIB

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