Nunca más se supo de ella, y no existían datos de su paso por alguno de los centros clandestinos de detención que implementaron los militares a lo largo del país.
Hace muy pocos días, el equipo argentino de Antropología Forense informó a Marcos, Emilio y Ana Verónica Mazzucco, hijos de María Angélica, que el cuerpo de su mamá, hallado tiempo atrás en una fosa NN de la ciudad bonaerense de Chascomús, fue identificado mediante la comparación de ADN, gracias a que los hermanos tiempo atrás aportaron su sangre al banco de la institución.
Marcos Mazzuco, el mayor, hace años vive y trabaja en Río Grande, donde incluso formó una familia. Aún sorprendido por la noticia recientemente recibida, accedió a compartir con ((La 97)) Radio Fueguina el relato del hallazgo, de su historia y de las sensaciones ante tan reveladora novedad, esperada durante tanto tiempo.
“Llamaron a mi hermano que está en Capital Federal viviendo y él me comunicó a mí, para hacer un zoom con el grupo de Antropología” consignó Marcos. Ambos escucharon de parte del equipo, el relato y la cronología de lo que había sucedido.
El grupo forense “te dice todo cómo fue, no hay filtro, ni nada. Estuvo dos años secuestrada, de ahí se la llevaron a un descampado en Chascomús, la ejecutaron ahí con seis tiros en el pecho. Directamente, no hay filtro” describió luego.
Así, les explicaron detalladamente que los asesinos dejaron el cadáver de su madre allí tirado. A los tres o cuatro meses, el 19 de enero de 1979, fue encontrada. Seis días después, y en carácter de NN, fue enterrada en un cementerio de Chascomús. “Estaba en una fosa común. Es más, había un nicho construido arriba del cuerpo de mi vieja” completó Marcos la descripción.
Muchos años después, ante la sospecha firme de la presencia de cuerpos NN en ese sitio, los antropólogos encararon el trabajo de desenterrarla, y comenzó el largo proceso de comparación.
Mientras tanto, aproximadamente en 2005 Emilio y un hermano de María Angélica aportaron muestras de su sangre a la entidad forense, proceso que se repitió al año siguiente con los tres hermanos Mazzucco.
El valor de saber
Consultado sobre qué es lo más destacable de la trascendente noticia que recibió, Marcos no dudó en afirmar que se trata de “saber, por lo menos, que ella no es más desaparecida”.
“Caer o no caer, todavía no sé. No sé si caí o no caí todavía. Mi hermano todavía está procesándolo, el tema es saber que estuvo dos años secuestrada y después ejecutada, así nomás en un descampado ¿Cómo hacés para digerirlo?” se preguntó, en la seguridad de que nadie tiene la respuesta.
Expresa algo de alivio al saber que ahora habrá “un lugar donde poder llevar flores. Eso cambia un montón, ya saber dónde, ya no es más desaparecida”.
Los restos de María Angélica Mellace ya están a disposición de la familia. “Lo más factible es cementerio de la Chacarita con una placa”, dijo Marcos.
Marcos es el mayor, tenía seis años cuando se llevaron a su mamá, y apenas guarda algunos recuerdos: “mi hermano tenía cuatro y Ana había nacido en febrero del 76, el mismo año que desapareció ella. Yo tengo un poco más de recuerdos, haber estaba haciendo los deberes y que ella me ayudaba. Jugábamos, jugaba con nosotros, con Emilio y conmigo. Me acuerdo de darle la mamadera a Ana”.
Nueva etapa
Una parte de la historia parece haberse cerrado para los Mazzucco-Mellace. Ahora la tarea continúa para ellos, en la búsqueda de su papá, también desaparecido por la dictadura: “desapareció en los astilleros de Lomas de Zamora, al medio del día, así directamente lo fueron a buscar. Era delegado”. Lo secuestraron en 1977, y tampoco se supo absolutamente nada desde entonces.
“La oficina de forenses está a disposición nuestra, nos van a informar, pero igual es un laburito de hormiga. Es enorme. Imagínate que tardaron desde 2005 hasta ahora para coincidir un ADN” analizó al respecto, denotando que aún “hay montones de NN, y un montón de gente que no fue a dar la sangre”.
Marcos todavía no habla del hallazgo de la abuela de sus hijos adolescentes. “Ellos escuchan cosas cuando hablamos, pero todavía no lo hablé. Saben que son desaparecidos los abuelos, pero decirles cómo lo cuenta el equipo forense, todos los detalles, es bastante difícil”. Se tomará unos días para estructurar una estrategia y contarles a sus chicos sobre su abuela.
Cerca del final de la entrevista, Mazzucco casi sin darse cuenta dejó un claro y alentador mensaje para quienes pasan por una situación similar a la de él y sus hermanos. La clave está en buscar, en no darse por vencido jamás, “totalmente, a la larga se sabe, el tiempo lo dice todo. Hay gente que tiene dudas, que parece que no fuera de una familia, cuando no se siente que es su familia, porque el ser humano se da cuenta de esas cosas. Para mí tendría que saberlo. Hay mucha gente que no quiere saber nada. Pero bueno, mataría que sepan”.
Fuente: Radio Fueguina