Con la ayuda de la linterna del celular, en un gran hall en el que las luces son entre tenues e inexistentes, una joven revuelve un tacho con huesos humanos, agarra uno y lo examina más de cerca. Podría ser una escena de una película de terror pero es el hall de entrada de la Facultad de Medicina de la UBA. Lo de revisar huesos humanos no es novedoso allí: el tacho está en la mesa de una de las organizaciones políticas que componen esa comunidad universitaria y es para prestarles piezas óseas a los estudiantes que los necesitan para su cursada. El tinte terrorífico es esa oscuridad que, hasta ayer, no gobernaba ese hall.
Pero este martes las cosas empezaron a cambiar. La Universidad de Buenos Aires, que se declaró en emergencia presupuestaria la semana pasada y que, según sus autoridades tiene plata para sostener su funcionamiento sólo hasta mayo, circuló ayer una resolución entre las autoridades de todas sus dependencias. El objetivo es concreto y lo explica el documento, al que tuvo acceso Infobae: “Mitigar el crecimiento inercial del gasto que desencadenaría la imposibilidad de poder afrontar los compromisos asumidos por la Universidad”.La oscuridad que este martes sorprendió a los estudiantes de Medicina responde a una de las varias medidas de austeridad que la UBA circuló a sus dependencias: “Apagado de iluminación en aulas y oficinas iluminadas naturalmente y en espacios comunes de circulación durante el período diurno y hasta 30 minutos antes del comienzo de la actividad académica del día y 30 minutos posteriores a su finalización”.
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No fue la única sorpresa que se llevaron los estudiantes de esa casa de estudios este martes: los ascensores del edificio, que tiene 17 pisos, están reservados para el uso de personas con movilidad reducida. De nuevo, la medida se corresponde a lo dispuesto en la resolución de la UBA: “Utilización de los ascensores de la Universidad sólo para aquellas personas con movilidad reducida y casos de asistencia o emergencia”.
¿Qué más prevé la Universidad de Buenos Aires en sus “pautas para afrontar la emergencia presupuestaria”?
♦ No utilización de los servicios de acondicionamiento de aire (frío – calor) en los edificios de la Universidad, con excepción de los hospitales universitarios para la atención de pacientes y del acondicionamiento necesario para el correcto funcionamiento de equipos y la infraestructura tecnológica.
♦ No utilización de los servicios de gas en las calderas en los edificios de la Universidad, con excepción de los hospitales universitarios para la atención de pacientes y del acondicionamiento necesario para el correcto funcionamiento de equipos y la infraestructura tecnológica.
♦ Las convocatorias realizadas para los programas de investigación, ciencia y técnica y extensión universitaria estarán supeditados a la efectiva disponibilidad de presupuesto para poder ser afrontadas.
♦ Las acciones vinculadas por el Programa UBA en Acción estarán limitadas a las financiadas por organismos externos a la UBA y/o aportes privados.
“Hoy llegamos a la facultad: las luces del hall central apagadas, los ascensores, con uso restringido. Son ascensores que suelen funcionar, tal vez alguno está fuera de servicio, pero cumplen. Encontramos apagadas luces que siempre funcionan. Es una bajada estricta de la facultad y es lo primero que está empezando a suceder en un contexto en el que veremos ajustes de otra manera”, describe Julián Sanseverino, estudiante de sexto año de la facultad, ayudante en la materia Salud Pública y referente de la agrupación El Torrente.
Sobre el ascensor, un cartel advierte: “Emergencia presupuestaria”.
“La sensación generalizada es que los estudiantes no pueden creer que se estén dando estas condiciones. Cursar no es sólo ir y sentarte en un aula en la que sí está la luz prendida. Se supone que hay ciertas cuestiones vinculadas al bienestar de los estudiantes y de quienes trabajan allí que deberían poder cumplirse”, describe Sanseverino, y agrega: “Por otro lado, es importante que muchos estudiantes vean de manera bien tangible en qué consiste la emergencia que está atravesando la UBA. Para muchos, la sorpresa ante lo que pasó hoy tiene que ver con tomar conciencia de lo que está pasando. Esta es una primera señal. Todavía no tuvimos que sufrir recortes en clases, por ejemplo”.
En ese mismo sentido, fuentes de la UBA consultadas por Infobae confirmaron que la resolución fue dirigida a todas las dependencias universitarias y que medidas como las que ya se pueden ver en la Facultad de Medicina sirven “para que se vea el escenario real que está atravesando la universidad”.
Estas pautas indicadas por la UBA no son simplemente para visibilizar un escenario de crisis por el que, entre otras medidas, toda la comunidad convoca a una gran marcha universitaria el 23 de abril. Como la propia resolución lo indica, tienen que ver con cimbronazos como el de la factura de energía eléctrica recibida por la institución: “Las facturas de energía eléctrica se han multiplicado casi por 7 en el período abril 2023 – abril 2024 (577% de incremento). Si comparamos esas mismas facturas con lo abonado en febrero de 2024, el incremento alcanza un 324% en tan sólo los últimos dos meses”, detalla la resolución.
Hasta ahora, la UBA cuenta en este 2024 con el mismo presupuesto nominal con el que funcionó en 2023. Esto ocurre a pesar de que el último cálculo de inflación interanual, que se conoció hace unos días cuando el INDEC difundió el IPC de marzo, alcanzó 287,9%. Es en ese escenario que las autoridades de la universidad argentina que tiene mejor desempeño en los rankings internacionales alertan sobre la emergencia: la plata alcanza hasta mayo. Y, para poder afrontar los compromisos que la institución ya asumió, las medidas de austeridad empiezan a ponerse en marcha.
Por Julieta Roffo | Infobae