Hace un año y dos meses, en Chascomús hubo un triple crimen. Diego Reddy, su mujer, María Eugenia Suárez, e Ignacio, el hijo de 12 años de la pareja, fueron ejecutados a sangre fría. El juicio por el múltiple homicidio ya tiene fecha y estará a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°1 de Dolores, que en 2023 condenó a los jóvenes juzgados por el asesinato de Fernando Báez Sosa, el joven al que mataron a golpes en Villa Gesell en 2020.
En el banquillo de los acusados estará sentado Francisco Reddy, hijo y hermano de dos de las víctimas. El comienzo del debate está previsto para el 10 de agosto de 2026, el tribunal está integrado por María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lazzari, y el Ministerio Público será representado por Juan Manuel Dávila, uno de los fiscales que encabezó la acusación contra los ocho jóvenes condenados a prisión perpetua en el caso Báez Sosa.
“Existen motivos bastantes para sospechar que Francisco Waldemar Reddy ha participado en el hecho investigado”, sostuvo en el requerimiento de elevación a juicio el fiscal de Chascomús Jonatan Robert, a cargo de la investigación.
El triple crimen de Chascomús ocurrió entre las 18 y las 19.30 del 29 de diciembre de 2023 en la estancia situada en Cuartel IV, a diez kilómetros de la ruta 2, sobre el camino conocido como Bajada a Puerta del Diablo.
Según el expediente judicial, Suárez cocinaba cuando el asesino ingresó en la casa destinada a los caseros y le disparó en la nuca a una distancia menor de 25 centímetros. Murió casi en el acto.
Después, el homicida caminó 60 metros y se dirigió hasta el galpón del establecimiento rural, donde baleó y golpeó a su hermano Ignacio, de 12, quien también falleció. La tercera víctima, Diego Reddy, el padre del sospechoso, intentó escapar y corrió a campo traviesa. Pero no pudo salvarse. Instintivamente, ante el primer disparo, quiso protegerse con el brazo izquierdo. Ya herido, también fue ejecutado en la nuca.
Con el correr de las horas y para desviar la investigación, el sospechoso, que hasta su detención cumplía funciones en la sede La Plata de la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI) de la policía bonaerense, simuló que su padre había sido víctima de un secuestro y que por su liberación los captores exigían 7.000.000 de pesos.
Las llamadas extorsivas que Reddy, dijo haber recibido, nunca existieron. Además, un compañero del sospechoso declaró que el sindicado homicida le pidió que lo llamara por teléfono y le pidiera dinero.
En el citado requerimiento de elevación a juicio, el fiscal Robert sostuvo que el sospechoso intentó generar una “coartada” para simular el secuestro de su padre. El cuerpo de Diego Reddy fue encontrado 48 horas después de que se cometiera el triple crimen.
La hipótesis es que detrás del múltiple homicidio hubo una cuestión económica. Las pruebas reunidas durante la investigación robustecen la línea investigativa.
Un día antes de matar a su padre, a su hermano y a Suárez, Francisco Reddy vendió 20 vacas “en negro” y a mitad de precio de mercado: 3.400.000 pesos.
“El imputado, horas antes del hecho, llevó adelante operaciones comerciales que implicaban un menoscabo patrimonial de quien en vida fuera su padre”, afirmó el fiscal al pedir el juicio para el sospechoso.
Las vacas eran parte de la hacienda que Diego Reddy tenía en un campo familiar situado en el denominado Triángulo de las Bermudas, en el límite entre Pila, Ayacucho y General Guido.
La operación, según declaró el comprador, se pactó entre el 10 y 12 de diciembre pasado, pero recién se concretó un día antes del triple crimen.
Fuente: La Nación