De acuerdo al informe de la empresa, en lo que va del año se produjeron 27 vandalizaciones de este tipo en la zona norte del área de concesión que abarca Dolores, Chascomús, Tordillo y General Guido.
Debido al robo de infraestructura eléctrica, ya sea de instalaciones, transformadores o cableado, Edea asegura que los usuarios sufren oscilaciones de tensión e interrupciones de servicio que, de acuerdo a la gravedad del daño, pueden prolongarse durante varias horas por la complejidad que supone la instalación de nuevos equipos.
Desde la distribuidora de energía señalan que la reposición de cada transformador le cuesta a la empresa entre tres y dieciocho mil dólares de acuerdo a la potencia del mismo.
EDEA manifiesta preocupación y repudio ante estos hechos vandálicos que podrían generar consecuencias mortales para los involucrados y afectar negativamente la calidad y continuidad de la prestación. Asimismo, hace un llamado a la colaboración de la comunidad para denunciar cualquier actividad sospechosa que pueda estar relacionada con este acto delictivo.