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miércoles, abril 24, 2024

Brenda Rojas, la representante femenina del canotaje argentino en Tokio 2020

La deportista de San Pedro competirá en la prueba K1 200 de los kayaks de velocidad. Los de Japón serán sus segundos JJ.OO.

Por Gastón M. Luppi, de la Agencia DIB

El 2 de agosto en el Canal Sea Forest serán las eliminatorias del K1 200 para el canotaje femenino de los Juegos Olímpicos de Tokio. Allí estará Brenda Rojas (25) en su segunda participación olímpica, la primera en un bote individual. La sampedrina se aseguró la plaza el mes pasado en una definición mano a mano con Sabrina Ameghino, luego de que el preolímpico panamericano se postergara en 2020 y finalmente se cancelara este 2021.

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El fin de semana pasado Rojas partió rumbo a Portugal. En Europa “hay calorcito” y eso permitirá entrenar con mayor facilidad y, de paso, ir ganando temperatura de cara a unos Juegos Olímpicos que también estarán atravesados por el calor. “Aguantó bastante, pero ahora el frío se vino con todo”, le dice Rojas a la Agencia DIB poco antes de su viaje. “Con el frío se puede entrenar, pero no es el mismo entrenamiento. Por ahí metés dos turnos en uno, y en cambio el calor te permite tomarte otros descansos; ganás en calidad de entrenamiento”.PUBLICIDAD

Falta un mes para la apertura de los Juegos -el 23 de julio-, tramo final de una cuenta regresiva excesivamente larga. “Lo nuestro fue siempre incertidumbre”, cuenta Rojas sobre cómo se dilató la distribución de plazas para Tokio. “Nuestra mente estaba puesta en ir al Preolímpico que se hacía en Brasil”. Así era el año pasado, y así era también este año. Pero finalmente el Preolímpico se canceló y la Federación Internacional de Canotaje (ICF, por sus siglas en inglés) resolvió que las plazas para Tokio 2021 se tomarían a partir de los resultados del Mundial 2019, en Szeged (Hungría).

De esa manera, Argentina se aseguró un lugar para el bote del K1 200 gracias a la performance de la ensenadense Sabrina Ameghino en aquella competencia de 2019. Y confirmada la plaza, la asignación -ponerle nombre y apellido- fue en un mano a mano entre Rojas y Ameghino en el marco del reciente Mundial de Hungría, el mes pasado. De hecho, Argentina utilizó la misma pista de la competencia para la definición interna de la plaza.

“Fueron sentimientos encontrados”, admite Rojas. “Obviamente, quería la clasificación, pero lucharla con una compañera, qué sé yo… La llevamos bien, pero fue duro. Por más que gané la plaza me sentí un poco mal porque nunca nos había pasado esto de tener que definir así, mano a mano. En un selectivo somos nueve en una cancha y es más fácil. Pero acá fue un mano a mano y nada más ni nada menos que por una plaza olímpica”.

Presente en el K4 500 de Río, en Tokio Rojas competirá en bote individual. (Instagram @breen_rojass)
Presente en el K4 500 de Río, en Tokio Rojas competirá en bote individual. (Instagram @breen_rojass)

Ameghino es la referente del canotaje femenino de Argentina. Con 40 años ahora, en 2019 logró la medalla de oro del K1 200 en los Juegos Panamericanos de Lima. Y a la postre fue quien obtuvo la plaza olímpica que permitirá la participación de Rojas en Tokio. Además, junto al ciclista Walter Pérez son los deportistas argentinos con más medallas en Juegos Panamericanos: nueve.

“‘Sabri’ es una genia, una referente para nosotras, que la sigue peleando y tiene unas condiciones terribles. Ella es mi compañera desde 2014 y yo a mis compañeras las admiro, siempre fueron de gran apoyo en todo mi crecimiento. Entré con 19 años, era una pollita, y siempre me ayudaron. Siempre estuve agradecida y orgullosa de ellas”.

En cuatro paredes

El camino hacia Tokio fue muy particular. “Estuve casi dos meses sin tocar el agua. Fue mucho ergómetro (simulador) y mucho gimnasio; o sea, todo lo que se podía hacer adentro, en cuatro paredes. En canotaje, si descansás una semana, te subís al bote y te das cuenta de que estás inestable, que perdiste sensibilidad en el agua. Entrenar en el ergómetro estuvo bueno para mantenerse, pero no es lo mismo que remar”.

Desde ya, lo emocional tampoco fue sencillo. “Tuve mis momentos de bajonazo. Pasé la cuarentena con mi novio [NdR: el palista Daniel Dal Bo], que hace el mismo deporte, y nos apoyábamos mutuamente. Si yo estaba medio bajón, él me decía: ‘Dale, dale, que tenemos un objetivo’. Son cosas que parecen poco, pero en el día a día van sumando y vas recordando por qué estás luchando”. Además, “al entrenador le mandábamos los videos del ergómetro, y quieras o no, nos iba corrigiendo, y entonces tenías algo en qué preocuparte: no es que estaba entrenando y nadie me miraba”.

Ahora, Rojas encara en Europa la recta final de su preparación olímpica. En los Juegos de Río tenía 20 años y compitió en el K4 500 junto a tres compañeras, entre ellas Ameghino. “En Río era chica y todo me parecía una locura. Todavía no había tenido tantas competencias internacionales y ya estaba en un Juego Olímpico. Fue mucho”. Y cinco años más tarde, “siento que tengo más experiencia, o que estoy un poco más canchera, por así decirlo. Lo voy a vivir de otra manera”.

Sin embargo, y a diferencia de los Juegos de Brasil, en esta oportunidad competirá con un bote individual. “Fue mi primer año corriendo K1 a nivel internacional y el deporte me muestra que tengo muchas cosas por aprender. Fue una experiencia buenísima, de muchos, muchos nervios, y lo fui superando día a día. Cada regata que pasaba ya me sentía diferente y que me podía manejar de otra manera”.

Como Silvio Velo

Brenda Rojas es de San Pedro, al igual que, por ejemplo, Julio Alsogaray, representante olímpico en vela en los Juegos de 2008, 2012 y 2016. “Es una ciudad pequeña con grandes deportistas”, dice Rojas, y destaca: “¡Tenemos al ‘10’ de ‘Los Murciélagos’!, que también salió de Las Canaletas”.

Es que al igual que Rojas, Silvio Velo, máximo referente del seleccionado argentino de fútbol para ciegos, es de San Pedro, y de la Cooperativa Las Canaletas. “Siempre sentí el apoyo de mi ciudad, el apoyo del barrio. Soy de una escuelita del barrio donde nací, Canotaje Las Canaletas, y siempre sentí el apoyo de toda la ciudad; debe de ser porque es pueblo, creo”.

Totalmente distinto

Brenda Rojas sabe que la de Tokio será una experiencia olímpica distinta, sin muchas de las vivencias que hacen de los Juegos algo único. Es que por las restricciones producto de la pandemia, los deportistas estarán completamente aislados entre sí. Usain Bolt en el comedor de la Villa Olímpica, o fotos de Emanuel Ginóbili y toda la “generación dorada” con cada uno de los integrantes de la delegación argentina, son imágenes que quedaron inmortalizadas. Sin embargo, no deberían poder darse de la misma manera en Tokio.

“Voy mentalizada de que va a ser todo muy estricto. Y ojalá todo lo que podamos hacer nos resulte sorprendente”, se sincera Rojas. “Si voy con muchas expectativas, me voy a querer matar. Es el año que nos tocó vivir y hay que ponerle onda. Creo que vamos a estar todos más bien guardaditos”, cierra la idea.

Botes argentinos

En los Juegos de Tokio habrá cuatro representantes del canotaje argentino. Junto a Brenda Rojas (K1 200) estarán Agustín Vernice (K1 1.000) y Rubén Rézola (K1 200), además de Lucas Rossi (K1 del slalom). (DIB) GML

ViaDIB

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