El reconocido fotógrafo Emilio Mariano Gutiérrez compartió recientemente un emotivo recuerdo de la ciudad de Chascomús en sus redes sociales. La imagen, acompañada de un mensaje conmovedor, evocó una historia entrañable de uno de los personajes más queridos de la ciudad: el Sr. Humberto, conocido cariñosamente como “Manya”.
“Chascomús tiene una historia llena de personajes inolvidables, y el Sr. Humberto (Manya) sin duda era uno de ellos. En esta foto, mi padre comparte una charla con Humberto, mientras su fiel compañera, la burra ‘Golondrina’, lo espera pacientemente junto a sus perros. Un homenaje a este vecino tan querido. Un abrazo”, expresó Gutiérrez al compartir la imagen.
Humberto, un hombre de costumbres singulares, recorrió durante años las calles de la ciudad, convirtiéndose en una figura emblemática que no pasaba desapercibida para los vecinos. Su presencia era tan conocida que hasta los perros del barrio, cuando lo veían acercarse, ladraban con una aparente indiferencia, como si ya estuvieran acostumbrados a su inconfundible figura.
El día de Humberto comenzaba con su recorrido habitual. Su primera parada era la panadería “La Moderna”, luego se dirigía al almacén y, finalmente, a la carnicería. Con los mandados ya hechos, tomaba el rumbo hacia su destino final: el cañaveral agreste de la vieja y abandonada papelera, que había convertido en su hogar. Un lugar lleno de objetos olvidados, ocultos entre yuyos y cardos gigantes, que evocaba la esencia de su vida solitaria y única.
Una escena peculiar se dibuja en la memoria de quienes lo conocieron: bajo el sol enmarañado entre las nubes, Humberto y su inseparable burra Golondrina aparecían como una visión casi irreal en la intersección de las calles Díaz Vélez y Azcuénaga. Los sonidos discordantes de su caminar rompían el silencio del barrio Fátima, mientras las voces de los niños que los veían pasar resonaban en el aire: ¡Manya…! ¡Manya…! ¡Manya polenta…!
Con una sonrisa que reflejaba su carácter apacible, Humberto, conocido también como “El Caballero de la Orden del Perro”, instaba a su burra: “¡Vamos Golondrina!”. El polvo de tierra, levantado por sus pasos, parecía tomar vida propia mientras avanzaban juntos, dejando tras de sí una estampa de soledad compartida. Humberto y Golondrina, una pareja inseparable, recorrían las calles con la misma rutina, como un eco de tiempos pasados, de un hombre y su fiel compañera en un pequeño universo donde cada gesto se volvía una historia.
A través de este relato y la fotografía compartida por Emilio Mariano Gutiérrez, se revive una parte fundamental de la historia de Chascomús, un homenaje a los personajes que, con su singularidad, marcaron huella en la memoria colectiva de la comunidad.
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