Por CARLOS ALVAREZ CORREA. [email protected] | @la.voz.del.productor
El “productor agropecuario” o como se quiera decir “la producción agropecuaria”, no está ni mencionada en los artículos de la ley Bases ¿Por qué un productor tiene que apoyarla?
Esta semana, los dirigentes estuvieron expectantes de la aprobación de la Ley Bases en el Senado de la Nación y consultados muchos productores decían no haberla leído.
Se cambió muchas veces el proyecto original de Ley Bases, aún así el optimismo de la dirigencia rural fue manifiesta.
No encuentra explicación tanto apoyo cuando no son ni mencionados.
LAS PROMESAS
¿Serán algunas promesas para el futuro? Pero ¿cuáles serán?
¿La eliminación de las retenciones (Derechos de Exportación) para beneficio de los exportadores, será la promesa que motiva tanto apoyo de la dirigencia rural?
Las exportaciones están aumentando, pero para el productor tranquera adentro hasta hoy no trajo ningún beneficio. Los precios pagados al productor, vienen por debajo de los costos y le piden a éste que espere, aunque lo está haciendo desde hace años.
La exportación es como una religión. Más fe que razón.
Pero lo cierto es que los dirigentes rurales conocen que se les habrá prometido para magno apoyo a la Ley.
LAS ENTIDADES DEL CAMPO
La Confederación de Asociaciones Rurales (CARBAP) viene jugada con Milei desde la campaña. Apoyó el inconstitucional DNU y ahora salió con un comunicado apoyando la ley Bases.
La Sociedad Rural Argentina (SRA), en la voz de Nicolás Pino, también se manifestó su apoyo al proyecto de ley condicionando algunos aspectos.
La Federación Agraria Argentina (FAA) también realizó su apoyo con algún reparo.
Las entidades rurales están cargadas de pasión, cual hinchada de un equipo que todavía no hizo ningún gol a su favor. Difícil será irse de la cancha si el equipo pierde con tanta pasión puesta.
El PROYECTO BASES
El Titulo I se refiere a la emergencia administrativa con objetivos desconocidos aspiracionales para ello. Nada tiene sobre el sector agropecuario.
El Titulo II solo pone límites a la disolución de organismos estatales, quizá ahí podemos dar un punto positivo: la inclusión del INTA y del CONICET. Pero con facultades de intervenir los mismos. Inexplicable.
También hay un capítulo de privatizaciones y procedimientos administrativos, empleo público, con habilitación para despidos sin causa con indemnizaciones similares a la Ley de Contrato de Trabajo; algo inédito. Pero en nada se menciona al sector agropecuario.
El Titulo III habla sobre renegociación de obras públicas y concesiones, que el sector agropecuario no posee mayor interés.
El Titulo IV quizá en lo relativo a la denominada promoción del empleo o promoción del despido y trabajo “en negro”. Modificando multas por la falta de registración de los trabajadores. Inicialmente puede parecer un beneficio al poder contratar trabajadores sin registrar sin mayores consecuencias. Pero terminará profundizando el actual éxodo de mano de obra rural a la vida periurbana. La frase “no hay gente para trabajar en el campo” se seguirá escuchando por siempre.
EL RIGI
Mención aparte merece el denominado RIGI (Régimen de Incentivos de Grandes Inversiones) con exenciones impositivas a las grandes inversiones (más de 200 millones de dólares), creyéndose que no pueden venir y comprar tierras, sembrar y vender aprovechando las exenciones impositivas y exportar sin retenciones, por ejemplo ¿Por qué no?.
Lentamente desaparecerá el mediano productor agropecuario o mediano acopiador, mediano matarife, mediano frigorífico y así todas las cadenas. O a lo mejor en la instalación de grandes feedlots con exenciones impositivas para exportar, produciendo la quiebra de gran cantidad de criadores de la Cuenca del Salado. Está todo habilitado con elocuentes adjetivos.
El productor todavía tiene una carga impositiva del 67% de su producción y encima no tendrá su RIGI. No encontramos fundamento entonces para semejante apoyo.
Carlos Alvarez Correa. 15-6-2024