Las playas argentinas: pros y contras de vacacionar en nuestra costa
Los argentinos tenemos una relación un tanto extraña con nuestras playas. Mientras que el resto del mundo envidia las costas brasileñas o caribeñas, nosotros a veces subestimamos los poco más de 4.700 kilómetros de costa atlántica que poseemos. Lo cierto es que las playas argentinas tienen su puntos positivos y otros no tanto, pero conocerlas mejor ayuda a entender por qué cada verano millones de personas eligen quedarse en el país a vacacionar.
Para quienes planifican escapadas desde Buenos Aires, conseguir pasajes a Mar de Ajó o cualquier otro destino costero es el primer paso para descubrir qué tiene para ofrecer nuestro litoral marítimo.
Lo bueno: variedad para todos los gustos
Una de las grandes ventajas de la costa argentina es la diversidad de opciones. Desde San Clemente del Tuyú hasta Necochea, cada balneario tiene su personalidad propia. Mar del Plata sigue siendo la “Perla del Atlántico” que recibe entre 2 y 3 millones de turistas cada temporada, con una infraestructura hotelera que no tiene comparación en el país.
Villa Gesell conserva ese aire bohemio que la caracterizó desde que Carlos Idaho Gesell la fundó entre 1931 y 1932, plantando los primeros pinos en las dunas para crear lo que originalmente no pensaba que fuera una ciudad turística. Pinamar mantiene su perfil exclusivo, mientras que lugares como Mar de las Pampas o Mar Azul ofrecen tranquilidad para quienes buscan naturaleza sin multitudes.
Otra cualidad que no todos valoran es que las playas argentinas son democráticas: no hace falta pagar fortunas para acceder a ellas. A diferencia de muchos destinos internacionales, acá podés caminar kilómetros de costa sin encontrarte con resorts privados que te impidan el paso.
La temperatura del agua: una franja acotada
Acá planteamos uno de los puntos más controvertidos. Las aguas del Atlántico Sur no son precisamente caribeñas y es relativamente breve la época del año en la que se cuenta con temperaturas aptas para meterse al mar. En Mar de Ajó, que tiene la particularidad de estar en el punto más al este de la costa continental argentina, las temperaturas llegan a 22°C en febrero, y es una de las más altas del litoral marítimo junto con Las Grutas y Monte Hermoso. No a todo el mundo le alcanza con esa temperatura para considerarse en vacaciones de verano.
Otras localidades como Villa Gesell o Mar del Plata en marzo pueden estar hermosas para caminar por la playa, pero el agua no siempre invita exactamente a quedarse horas adentro.
Eso sí, la Costa Atlántica bonaerense tiene algo que no se encuentra en otros lados: playas amplias de suave declive, perfectas para familias con chicos. En San Bernardo o Las Toninas podés caminar metros hacia el mar sin que el agua te llegue más allá de la cintura.
El factor económico: cerca pero no tan barato
Una ventaja innegable de las playas argentinas es la accesibilidad. Llegar a Mar del Plata desde Buenos Aires lleva pocas horas en micro por autopista y hay servicios regulares a todos los balnearios. No necesitás visa, cambio de moneda ni vuelos internacionales que -dependiendo del caso- pueden estresar más de lo que relajan.
Sin embargo, los precios en temporada alta pueden llegar a sorprender a los argentinos. La mejor forma de sopesar esa contra es anticiparse y hacer las reservas más importantes con tiempo, tanto de pasajes en micro como alojamientos. Las opciones son muchas y si consultamos con anticipación, podemos elegir los mejores precios y tener unas excelentes vacaciones.
Mucho más si viajamos fuera de temporada: la costa argentina se vuelve muy económica. Mar del Plata en mayo, Villa Gesell en septiembre o cualquier balneario de La Costa en abril ofrecen precios razonables y la posibilidad de disfrutar la playa sin multitudes.
Lo mejor: nuestra cultura disfrutando el mar
Las playas argentinas no van a competir con el Caribe en temperatura de agua ni con Miami en glamour. Pero tienen algo que otros destinos no: son nuestras. Cada familia argentina tiene historias en algún balneario, desde el primer castillo de arena en Santa Teresita hasta los veranos adolescentes en Villa Gesell. Momentos inolvidables acompañadas de un buen mate con churros, que básicamente nos recuerdan que no estamos tan lejos de casa.
La costa atlántica argentina es perfecta para quienes buscan vacaciones más relajadas. Donde prima el encuentro propio con el mar que nos invita a la introspección ante la búsqueda de lo exotico y lo desconocido.
Todo depende de qué estés buscando: si querés descansar, reencontrarte con amigos y comer buenas rabas, nuestras playas siguen siendo imbatibles.

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