La frase resuena con un dolor punzante: “Pasaron una medicación alterada, infectaron a mi hijo y eso lo mató”. Sol Francese, madre de Renato Nicolini, un joven de 18 años oriundo de Chascomús, es la voz detrás de este desgarrador testimonio. Renato es una de las 52 víctimas mortales confirmadas que, según fuentes judiciales, se vinculan con el brote de fentanilo contaminado que se investiga en centros de salud de diversas provincias argentinas.
Renato, que acababa de terminar el secundario, vivía en Chascomús y era muy conocido en la ciudad por estar al frente de un negocio familiar. Su madre, Sol Francese, en diálogo con el diario La Nación, repasó conmovida la vida de su hijo: “Era un nene retranquilo, hacía deporte, kickboxing, tenía su grupo de amigos. Era muy pegote con su hermano Giovanni, que es más grande y se llevan un año y medio. Hacían todo juntos. Giovanni fue uno de los que más sintió la muerte de Renan”.
Una internación con un desenlace inesperado
La pesadilla comenzó el pasado 25 de abril, cuando Renato sufrió un accidente en moto en Chascomús que le provocó un traumatismo craneal complejo. Ante la falta de infraestructura para atenderlo en el hospital municipal San Vicente de Paul, fue trasladado al Hospital Italiano de La Plata, su centro de atención por mutual.
Renato ingresó directamente a terapia intensiva, intubado y con ventilación mecánica. “Desde el 25, cuando ingresó, ya le empezaron a aplicar fentanilo para mantener la sedación”, detalló Sol. A pesar de un cuadro inicial grave, el joven comenzó a mostrar signos de mejoría. “El cuarto día lo intentan despertar, le bajan la sedación, tiene respuestas: intenta sentarse, mueve los brazos, las piernas, abre los ojos, muerde el tubo que tiene en la garganta para sacárselo. Empezó a mostrar evoluciones positivas”, recordó su madre.
Sin embargo, el curso de su recuperación se vio alterado por la aparición de fiebre al tercer día de internación. Aunque se le diagnosticó una infección por un catéter y neumonía en el pulmón izquierdo, Sol Francese, siendo enfermera, sentía que algo no cuadraba. “Yo sabía que la neumonía que estaba teniendo al cuarto día no podía ser producto de la ventilación, porque eso siempre se produce después de la semana”, explicó. Los médicos aseguraron que era una bacteria intrahospitalaria controlable con antibióticos, pero la fiebre nunca cedió, acompañando a Renato hasta el día de su fallecimiento.
El 1° de mayo, la situación se complicó drásticamente. Renato fue intervenido de urgencia por una inflamación cerebral y, aunque resistió la cirugía, su estado empeoró. El 3 de mayo, la familia recibió la devastadora noticia: muerte cerebral. Tras la confirmación por parte de CUCAIBA el 5 de mayo, Renato se convirtió en donante de órganos, brindando vida a cinco personas.
La sombra del fentanilo y el enigma del ocultamiento
Durante toda la internación, nadie mencionó el fentanilo a la familia, a pesar de que Sol, revisando la medicación, sabía que se le administraba. La alerta llegó de forma inesperada por un comentario de otro paciente del hospital. “A los pocos días de que Renato falleció me llama y me cuenta lo que estaba pasando… lo escuchó por un comentario de unas enfermeras, que Renato era uno de los positivos en la contaminación del fentanilo”, relató Sol.
Inmediatamente, la familia buscó explicaciones. “Hablamos con mi tía, que es abogada penalista, y al otro día fuimos al hospital. Pedimos una reunión con el director. Nos dijo: -Ya sé por qué están acá. Renato fue uno de los positivos en la contaminación-. Esa fue toda la respuesta. Nunca nos llamaron para decirnos nada. Nosotros estuvimos hasta el día 6 en el hospital y todos esos días nunca nos dijeron lo que estaba pasando. Sabían desde el día 29 y lo ocultaron. Ese es uno de mis enojos grandes: ocultaron información importantísima cinco días, sabiendo que eso lo estaba llevando a la muerte”, denunció Sol con profunda indignación.
Renato fue una de las víctimas del lote contaminado de fentanilo, que la investigación judicial atribuye al laboratorio HLB Pharma. La familia Nicolini se presentó rápidamente como querellante en la causa, siendo de los primeros en hacerlo. “Por lo que hemos visto en la causa, hay cinco personas presentadas como querellantes: entre esas estamos nosotros y el hospital. Después hay tres familias más”, detalló Sol Francese.
Para la familia, la responsabilidad es compartida. “Se van a hacer acciones legales. En primera instancia es contra el hospital, porque llevamos a nuestro hijo para que lo atiendan, para que reciba una calidad de atención que no tuvo. Después se verá quién es el responsable: si es el hospital, si es el laboratorio, la droguería, la farmacia, los que manejan la gestión y hacen las compras. Eso se verá en el juicio. Si bien no es que el hospital lo hizo a propósito, también tienen responsabilidades por las que deben responder”, sentenció Sol.
Mientras la investigación avanza y la cifra de víctimas confirmadas por fentanilo contaminado asciende a 52 en todo el país, con más de 90 personas afectadas, Sol Francese no claudica en su lucha. “Yo quiero que todos los que fueron responsables paguen y respondan”, repite. En sus redes sociales, su dolor y su reclamo son contundentes: “Las disculpas se aceptarían si hubieran sido transparentes, hubieran hablado y comunicado lo que estaba pasando con Rena. Ocultaron información importantísima. Así que de mi parte no hay disculpas aceptadas”. Y en otra publicación, prometió: “Gordito, voy a hacer lo que sea para que estos asesinos no queden libres de culpa”.
La historia de Renato Nicolini, un joven de Chascomús con una vida llena de promesas, no es solo un número en el Boletín Epidemiológico. Es un reclamo de verdad y justicia que su familia no va a silenciar.