Una de las causas por las que se inundan y/o se rompen las calles es la falta de escurrimiento del agua de las zanjas. Estas zanjas, tienen la finalidad de que el agua circule desde la ciudad a los reservorios.
Tirar en ellas la basura o los restos de poda, no sólo afecta al orden y la higiene de los barrios sino que también obstruye los conductos. El agua estancada en las zanjas desborda, se acumula y ablanda la calle que finalmente se rompe con la circulación vehicular. En eventos excepcionales de lluvias como los del último fin de semana, puede inundar los barrios e incluso ingresar en los domicilios.
Es importante destacar que no se puede entubar la totalidad del frente. En las calles que no cuentan con cordón cuneta, el frentista sólo puede entubar la subida vehicular (3 metros) y un metro para el ingreso peatonal. Esto facilita la limpieza de los conductos y el drenaje del agua de la calle.
Por último, se debe recordar que de acuerdo a lo dispuesto por el Dto. 949/19, la limpieza y mantenimiento de las zanjas y de los conductos (tubos) son responsabilidad del frentista. Si la zanja a cielo abierto se usa con el propósito para el cual fue construida, el agua circula sin inconvenientes, evitando la proliferación de enfermedades como el dengue, por mencionar alguna.
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