El reconocido fotógrafo chascomunense Emilio Mariano Gutiérrez vuelve a despertar emociones y recuerdos en la comunidad a través de su lente. En esta ocasión, su mirada se posa sobre un ícono de la cultura local: el Castillo de la Amistad. Una reciente publicación en sus redes sociales, acompañada de una fotografía aérea, invita a rememorar la historia de este pintoresco edificio y su vínculo con un grupo de amigos que marcaron una época en Chascomús.
La fotografía compartida por Gutiérrez ofrece una perspectiva aérea donde se distingue claramente, a la izquierda de la imagen, la entrada al Castillo de la Amistad. El texto que acompaña la postal digital recuerda cómo en 1947 un grupo de amigos fundó el “Reino de la Amistad”. La imagen también permite apreciar los antiguos caminos de tierra de la zona, contrastando con la actual circunvalación de la laguna, hoy pavimentada. La publicación concluye con una invitación a compartir comentarios y recuerdos sobre este emblemático lugar.
El Castillo de la Amistad es, sin duda, uno de los edificios más singulares y pintorescos de Chascomús. Su origen se remonta a la iniciativa de un grupo de vecinos, parroquianos de un bar local, quienes decidieron celebrar anualmente el Día del Amigo de una manera especial: coronando a un rey y formando una corte. En 1948, este grupo de amigos dio un paso más allá y se propuso construir un edificio que sirviera como sede para sus festejos.
Sin embargo, cuatro años después de su construcción, el castillo fue abandonado, quedando desde entonces parcialmente derruido y sumido en un proceso de deterioro que le ha conferido el aspecto de un castillo embrujado. A lo largo de los años, surgieron diversos proyectos privados con la intención de llevar a cabo su restauración, pero lamentablemente ninguno de ellos logró concretarse.
Hoy, el Castillo de la Amistad, capturado nuevamente por la sensible lente de Emilio Mariano Gutiérrez, sigue esperando que algún “amigo” lo rescate del olvido y le devuelva el brillo de su peculiar historia. La fotografía de Gutiérrez no solo evoca el pasado, sino que también plantea una silenciosa pregunta sobre el futuro de este icono cultural de Chascomús.