Joaquín Tobio Burgos: del dolor silencioso a la sonrisa del campeón
Tras una dura lesión que lo mantuvo más de cinco meses fuera de las canchas, el extremo chascomunense atravesó un 2025 de contrastes: volvió con gol, convirtió su primer penal en Primera en una final decisiva y cerró el año como campeón, ilusionado con un 2026 cargado de desafíos y Copa Libertadores.
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El 2025 fue, para Joaquín Tobio Burgos, un año que lo puso a prueba como pocas veces. Un recorrido de subidas y bajadas, de paciencia forzada y fortaleza interior, que terminó con una imagen poderosa: la del joven futbolista chascomunense celebrando títulos, de pie, sonriendo, y mirando al futuro con la ilusión intacta.
A mediados del año, cuando su carrera comenzaba a afirmarse en la Primera de Estudiantes de La Plata, el destino le presentó uno de los obstáculos más duros. Una fractura por estrés en la pelvis —una lesión compleja que conecta el aductor con el isquiotibial— lo marginó de las canchas durante gran parte del segundo semestre. Fueron meses de frustración, de ver desde afuera partidos decisivos, incluida la final del Clausura y compromisos clave de la Copa Libertadores. En total, 154 días sin jugar profesionalmente.
Lejos de bajar los brazos, Tobio Burgos encaró la recuperación con el mismo compromiso que lo llevó a Primera. Kinesiología, trabajos de fuerza, entrenamientos diferenciados y una vuelta progresiva que exigió más paciencia de la esperada. El regreso oficial se proyectaba recién para 2026, pero el fútbol —y la perseverancia— le tenían reservada otra historia.
En noviembre, casi cinco meses después de la lesión, volvió a pisar una cancha. Fue un regreso cargado de emoción, con gol incluido, aun en una derrota 2-1. Un grito liberador que marcó mucho más que un tanto: era la confirmación de que el peor momento había quedado atrás.
Pero diciembre sería el mes que quedaría grabado a fuego en su calendario. Ya recuperado y comenzando a sumar rodaje, ingresó en la final del Torneo Clausura 2025, el 14 de diciembre, frente a Racing. En una definición cargada de tensión, Joaquín Tobio Burgos asumió una responsabilidad enorme: ejecutó el tercer penal de la serie y fue, además, el primero de su carrera en Primera División. Con personalidad, remató a la derecha de Cambeses y mantuvo con vida a Estudiantes en una definición dramática que terminaría 5-4, tras el agónico empate de Guido Carrillo en el tiempo reglamentario. El Pincha era campeón, y él volvía a ser protagonista en el momento más caliente.
Apenas seis días después, el fútbol volvió a premiarlo. El sábado 20 de diciembre fue confirmado entre los once iniciales para la final frente a Platense, el encuentro que definía al gran campeón del año. En San Nicolás, Estudiantes se impuso de manera agónica y sumó una nueva estrella, la segunda del 2025, reafirmándose como el equipo más destacado del presente ciclo.
“Un hermoso cierre de año siendo otra vez campeones”, expresó el propio Joaquín en redes sociales, agradeciendo al grupo y a los hinchas por el acompañamiento permanente. Palabras sencillas, pero cargadas de sentido para quien atravesó uno de los períodos más difíciles de su joven carrera.
Así se cerró un 2025 de montaña rusa emocional: con dolor, resiliencia y gloria. El 2026 aparece en el horizonte con las mejores expectativas, con Estudiantes nuevamente en la Copa Libertadores y con Joaquín Tobio Burgos, el pibe de Chascomús, listo para consolidarse y seguir soñando en el fútbol local e internacional.
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