El misterio del cuadro nazi encontrado por accidente en Mar del Plata
La foto de una casa en venta publicada por una inmobiliaria dejó al descubierto un secreto escondido durante más de ocho décadas. En el living de una vivienda del barrio Parque Luro, en Mar del Plata, colgado sobre un sofá, apareció el “Retrato de una dama”, obra del pintor italiano Giuseppe Ghislandi, robada por los nazis en Ámsterdam durante la Segunda Guerra Mundial.
El cuadro había pertenecido al comerciante judío Jacques Goudstikker, dueño de una de las galerías más prestigiosas de Holanda, con más de mil piezas que incluían Rembrandt y Vermeer. En mayo de 1940 huyó de los nazis junto a su familia, pero murió trágicamente al caer en la bodega del barco que lo llevaba a Inglaterra, quebrándose la nuca. Semanas después, su colección fue liquidada en una “venta forzada”: Hermann Göring, Reichsmarschall del Tercer Reich, compró 1.113 pinturas a un precio vil, apenas una sexta parte de su valor real.
Entre los beneficiarios de ese saqueo apareció Friedrich Kadgien, funcionario nazi y miembro de la SS. Cercano a Göring, fue señalado como uno de los hombres que acumuló joyas y cuadros robados en Ámsterdam. Tras la guerra escapó primero a Suiza, luego a Brasil y finalmente se instaló en Argentina, donde murió en 1978 y fue enterrado en el cementerio alemán de Buenos Aires.
De un aviso inmobiliario al hallazgo internacional
El hallazgo fue producto de la tenacidad de los periodistas del diario AD y de un golpe de suerte inesperado: la publicación de una inmobiliaria que dejó al descubierto el cuadro. Los periodistas siguieron el rastro de Friedrich Kadgien durante más de diez años e intentaron hablar una y otra vez con sus hijas, pero siempre fueron rechazados. El corresponsal en Buenos Aires, Peter Schouten, viajó a Mar del Plata con una dirección en la mano. ‘Había alguien en la casa, vimos una sombra moverse en el pasillo, pero no nos abrieron’, contó. Y agregó la frase que cambiaría la historia: “Por cierto, la casa está en venta”.
Al día siguiente, su colega Cyril Rosman entró al link de la inmobiliaria Robles Casas & Campos y empezó a scrollear las fotos del aviso. “¿Había algo que dijera más sobre el pasado de Kadgien? Entonces lo vi. Ese cuadro, sobre el sofá… en la foto número cinco”, relató. El retrato de la condesa Colleoni, desaparecido desde 1940, estaba colgado en la pared de un living marplatense.
Los especialistas de la Agencia neerlandesa del Patrimonio Cultural cotejaron las imágenes y señalaron que todo coincidía: dimensiones, paleta y composición. “No hay razón para pensar que sea una copia”, advirtieron, aunque aclararon que solo el examen del reverso permitirá la confirmación definitiva.
La noticia llegó a Marei von Saher, nuera y heredera de Goudstikker, que en 2006 ya había logrado recuperar 202 piezas de la colección tras un largo litigio con el Estado holandés. “El objetivo de mi familia es recuperar cada pieza robada de la colección y restaurar su legado”, dijo emocionada la mujer, de 81 años.
La revelación provocó un inmediato movimiento judicial en Argentina. El fiscal federal Carlos Martínez abrió un expediente por presunto encubrimiento de contrabando y la Policía Federal allanó la vivienda de Padre Cardiel al 4100. Cuando los agentes entraron, el cuadro ya no estaba allí.
La investigación también dejó al descubierto otra pista: en redes sociales de las hijas de Kadgien apareció en 2012 la foto de un bodegón floral de Abraham Mignon, también considerado desaparecido tras la guerra. Los expertos, sin embargo, son cautelosos: por ahora no hay pruebas concluyentes.
El misterio del “Retrato de una dama” se convirtió en un caso único. No solo porque expone el rastro de las obras robadas por el nazismo que terminaron en Sudamérica, sino porque muestra cómo, más de 80 años después, la historia puede asomarse de golpe en una foto de inmobiliaria.

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