Desmantelamiento de la Secretaría PYME: Un golpe al corazón productivo de Argentina
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La reciente decisión del Ministerio de Economía de la Nación de disolver la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa, Emprendedores y Economía del Conocimiento ha encendido las alarmas en el sector productivo argentino. La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) ha expresado su profunda preocupación, señalando que esta medida priva a las PYMES –verdadero motor de la economía nacional– de un interlocutor institucional crucial. Lejos de ser una mera reestructuración administrativa, este movimiento representa un desmantelamiento de políticas de fomento y desarrollo que han demostrado ser vitales para el tejido productivo del país.
La importancia de un Estado presente
La Secretaría, en colaboración con entidades como CAME, ha sido fundamental en la articulación de políticas públicas orientadas al crecimiento y la competitividad. Iniciativas como la plataforma Capacitar y el programa “Creando Capacidades Locales” no son solo cursos gratuitos; son herramientas esenciales que democratizan el acceso al conocimiento y la innovación. Brindan a los pequeños empresarios y emprendedores la posibilidad de fortalecer sus habilidades y adaptarse a un mercado en constante cambio.
Más allá de la capacitación, el “Punto PYME y Emprendedor” es un claro ejemplo de una política de Estado orientada a la eficiencia y la cercanía. Al establecer un vínculo directo con intendencias y cámaras empresarias, la Secretaría lograba resolver problemas y agilizar trámites a nivel local, aliviando la carga burocrática sobre los empresarios. Esta descentralización no solo facilitaba la gestión, sino que también fomentaba el desarrollo económico local, un pilar fundamental para una distribución equitativa de la riqueza y las oportunidades.
Un contexto de crisis y cierre de empresas
El malestar del sector industrial también se ha hecho sentir con fuerza. La Unión Industrial Argentina (UIA), en su última reunión de Junta Directiva, alertó sobre una profunda caída en la actividad y la grave falta de financiamiento. La entidad destacó “la necesidad de crédito para sostener el capital de trabajo, en particular en las pymes industriales”, y subrayó que las tasas de interés “deberían estabilizarse en un nivel razonable”.
La situación se torna aún más alarmante con las cifras aportadas por Leo Bilanski, presidente de la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales para el Desarrollo Argentino (ENAC). En declaraciones recientes, Bilanski afirmó que “en Argentina, 40 pequeñas y medianas empresas cierran cada día”, lo que equivale a la pérdida de “aproximadamente 500 empleos diarios”. Según sus estimaciones, esto representa el cierre de 15 mil PYMES en casi dos años de gestión del Gobierno de Javier Milei.
Un camino hacia la inequidad
La eliminación de la Secretaría no es solo la pérdida de un organismo, sino el abandono de una visión de país que valora la producción nacional como motor de progreso. Deja a miles de pequeñas y medianas empresas, que luchan día a día por generar empleo y valor, sin un respaldo institucional claro. La ausencia de un interlocutor válido y la desaparición de programas de apoyo crean un vacío que será difícil de llenar.
El impacto de esta decisión no se limita al ámbito económico. El ejido productivo nacional, compuesto en gran parte por las PYMES, es el cimiento de una sociedad más justa y equitativa. Fomentar su crecimiento significa promover el empleo registrado, la inversión local y la cohesión social. Por el contrario, desmantelar las estructuras que las apoyan es un camino hacia la concentración económica y la profundización de las desigualdades.
Desde CAME, se exhorta a que estas iniciativas no se pierdan en el olvido. La continuidad de estos programas no es un capricho, sino una necesidad imperiosa para el desarrollo sostenible y la prosperidad de todos los argentinos. La pregunta que queda en el aire es si el gobierno actual comprende la magnitud de la pérdida y si está dispuesto a rectificar su rumbo
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