Bruno Ricao completó una travesía épica: corrió casi 2.000 km desde Chascomús hasta Esquel y ahora va por la Q-Trail
El atleta local completó una travesía de casi 2.000 kilómetros desde Chascomús hasta Esquel, corriendo entre 40 y 60 km diarios durante 36 días, y ya se prepara para competir en la exigente Q-Trail de montaña.
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En una hazaña deportiva pocas veces vista en la región, el chascomunense Bruno Ricao llegó este fin de semana a Esquel tras correr, en soledad y con un carro a cuesta, casi 2.000 kilómetros durante 36 días. Su meta: arribar a tiempo para competir en la segunda edición de la Q-Trail, donde enfrentará los 45 kilómetros de montaña el próximo 7 de diciembre.
La travesía —que combinó resistencia física, fortaleza mental y una profunda búsqueda personal— se convirtió en un “desafío patagónico” que el corredor venía postergando. “Era una deuda conmigo mismo, un sacrificio que quería hacer en lo deportivo”, contó al llegar a destino.
El destino no fue elegido al azar. Ricao conoció Esquel en un viaje previo, quedó impactado por el entorno y además su hermana vive allí. La distancia, cercana a los dos mil kilómetros, cerraba perfecto para el reto que buscaba imponerse.
Su llegada no solo marcó el final de un recorrido físico: también fue el cierre de una batalla mental que definió como determinante.
“Me aferré a creer que podía hacerlo. La mente fue fundamental”, aseguró.
Un carro de 50 kilos, jornadas eternas y un dolor que casi lo frena
La aventura se realizó casi sin asistencia, empujada por un carrito enganchado a la cintura que al comienzo pesaba unos 50 kilos y con el que transportaba su supervivencia básica: carpa, agua, comida y ropa.
Algunas etapas superaron los 140 kilómetros sin apoyo externo. En una de ellas sufrió la complicación física más seria, al salir de Benito Juárez, cuando un dolor punzante en una pierna lo obligó a plantearse el abandono.
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“Empecé a hablarme solo. Le dije al cuerpo que tenía que correr con dolor. Arrastraba el pie… pero mejoró. Hasta que llegué acá solo tuve una ampolla. Fue una locura. Ahí ves lo que puede la mente.”
La preparación, reconoce, fue mínima. El carro lo armó la noche previa a salir. Reventó tres pares de zapatillas y parte del equipo para el trail tuvo que enviarlo por encomienda.
Aun así, arrastrando peso, bajo calor extremo o en rutas interminables, mantuvo el objetivo firme: llegar corriendo.
El apoyo inesperado que encontró en la ruta
Pese a presentarse como un desafío solitario, la travesía terminó siendo profundamente acompañada.
“Recibí muchísimo cariño. Hasta colectivos de larga distancia pararon para darme agua”, recordó.
En los tramos más largos —como los 37° de calor entre el río Colorado y Choele Choel— llegó a quedarse sin agua. “Ahí la gente me salvó.”
Su modo de comunicar el avance fue a través de las redes sociales, donde publicaba dónde había llegado y cuál sería la meta del día siguiente. Ese vínculo con la gente, admite, se convirtió en un motor esencial.
Ricao había participado en dos Maratones de Buenos Aires y en cuatro ultras estilo “Backyard”, bajo climas extremos. Nunca imaginó que esa experiencia sería la preparación perfecta para una misión patagónica.
“Todo surgió después de correr 21K. Necesitaba ver hasta dónde podía llegar.”
Lo que más lo impactó
Al llegar a Esquel, con la meta cumplida y la emoción a flor de piel, compartió sus conclusiones:
- El poder de la mente: “Si te aferrás a un deseo, es increíble lo que podés lograr.”
- El cariño de la gente: “Fue sorprendente. Me acompañaron y ayudaron en momentos clave.”
- La soledad sin señal: “Era lo que más me angustiaba. Me acostaba bajoneado, pero al día siguiente arrancaba igual.”
Con el desafío cumplido, Bruno Ricao ya se prepara para el segundo capítulo de esta historia: la Q-Trail.
Después, piensa aprovechar la cercanía para conocer Bariloche antes de regresar a Chascomús el 12 de diciembre.
La travesía deja una marca imborrable: un vecino que llevó al extremo la resistencia, convirtió una idea audaz en un logro real y demostró, kilómetro a kilómetro, la potencia de la voluntad humana.
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