En la tarde de ayer, la Chacra Experimental de Manantiales, ubicada en Chascomús, fue escenario de una charla técnica centrada en el uso de drones en la actividad agropecuaria, una tecnología que crece a nivel mundial pero que aún enfrenta desafíos regulatorios en Argentina.
La jornada reunió a productores rurales, profesionales del sector agroindustrial y estudiantes de la Escuela de Educación Secundaria Agraria, con el objetivo de analizar las perspectivas, ventajas y limitaciones que presenta esta herramienta tecnológica en el campo.
El expositor principal fue el Ing. Ramón Campomane, Director de Cereales y Oleaginosas del Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense y miembro de la Comisión Federal Fitosanitaria (CFF), quien brindó un panorama sobre el desarrollo de estas tecnologías y su impacto potencial en la producción.

También participaron representantes de empresas proveedoras de drones, el director de la chacra, Ing. Matías Bailleres, personal del INTA y autoridades municipales como el subsecretario Ricardo Miccino y la directora Paula Campestre.
Beneficios y desafíos de una tecnología en expansión
Los drones aplicadores ofrecen múltiples ventajas frente a los métodos tradicionales: permiten trabajar en terrenos de difícil acceso, eliminan el tránsito de maquinaria sobre los cultivos, optimizan el uso de insumos, disminuyen el impacto ambiental y mejoran la seguridad de los operarios. También destacan por sus bajos costos operativos y de mantenimiento, y su precisión en tareas de pulverización.
Sin embargo, aún presentan limitaciones técnicas como menor capacidad de carga, autonomía reducida y limitada capacidad para mezclas complejas. Además, en Argentina no está permitido aplicar fitosanitarios convencionales con drones, ya que todavía no existen protocolos ni productos aprobados para este tipo de equipos. El SENASA y las empresas del sector trabajan actualmente en el diseño de un marco regulatorio específico.

Se estima que más de 500 millones de hectáreas en más de 100 países ya se pulverizan con drones cada año. En América Latina, Brasil y Uruguay lideran la adopción de esta tecnología. En cambio, Argentina muestra un ritmo más lento, aunque con proyecciones de crecimiento a corto plazo.
Este tipo de encuentros, como el realizado en la Chacra de Manantiales, promueven el debate técnico y la capacitación sobre nuevas herramientas que pueden transformar la producción agropecuaria, en sintonía con criterios de eficiencia, sustentabilidad y seguridad.